EL ABANDONO DE LA POLÍTICA
Fotografía: Quinto Poder |
Lo sucedido este lunes en la comunidad Ojite de
Matamoros, en el municipio Coxquihui, representa la reafirmación de la vena más
autoritaria del régimen que prometió el cambio en Veracruz.
La represión policiaca ordenada por el
gobernador Miguel Ángel Yunes Linares en contra de los habitantes de esta
población -que bloquearon una carretera para exigir atención médica en su
comunidad ante el brote infeccioso de una enfermedad respiratoria aguda que ya
ha cobrado la vida de dos niños- no sólo no tiene justificación alguna, sino
que confirma que la actual administración declaró cancelada la vía de la
política y el diálogo, para a su vez instaurar plenamente la “ley del garrote”
contra quienes disientan y protesten.
Ni siquiera se tuvo la mínima intención por
dialogar con los manifestantes, que claramente no exigían algo injusto, ni se
trataba de los conocidos profesionales de la protesta que buscan obtener
prebendas disfrazados de “luchadores sociales”. Eran los habitantes de una
comunidad pobre de una zona indígena de alta marginación, que pedían a las
autoridades cumplir con las responsabilidades por las cuales se les paga un
salario.
La respuesta institucional a esta demanda fue
la aparición de un centenar de policías antimotines que abrieron el paso en la
carretera a toletazo limpio contra la población. De pronto, retrocedimos unos
30 o 40 años.
Es verdad que nadie debe sentirse engañado.
Desde su misma toma de posesión como gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares
advirtió que no permitiría protestas que bloquearan calles o caminos. La
llegada de la “mano dura” al gobierno de Veracruz no fue ocultada. Al
contrario. Además, siempre ha sido una de las características del actual
mandatario veracruzano en su manera de hacer política. Desde que fue secretario
de Gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos lo demostró.
Por otra parte, es una realidad que las
protestas que recurren al bloqueo de vías de comunicación afectan fuertemente a
terceros que no tienen la culpa de lo que sucede. Sin embargo, a veces no hay
otra opción para hacerse escuchar por autoridades indolentes e insensibles a
los problemas que en este caso particular, ya implican la pérdida de vidas
humanas.
Pero el gobernador Yunes Linares no sólo no
privilegió el diálogo. No lo intentó siquiera. Prefirió recurrir al exceso de
fuerza para reprimir. Y no solamente eso. Buscó desacreditar a los
manifestantes al afirmar que fueron enviados por el presidente municipal de
Coxquihui, Reveriano Pérez, quien enfrenta un proceso de desafuero al estar
acusado de tener nexos con grupos criminales de esa zona del norte del estado.
Sin presentar una prueba de esos dichos.
El abandono de la política por parte del
régimen yunista refleja asimismo la obsolescencia de una dependencia como la
Secretaría de Gobierno, reducida a ser una oficina de corte de listones en
inauguraciones y de acompañamiento al gobernador en actos oficiales.
En los hechos, no hay política interna. No
existe el diálogo y la negociación como recursos para resolver o al menos
atender diferendos. Queda claro que ésa será la tónica de lo que resta de la
administración, poco más de un año.
Lo peor de todo es que esos policías que el
lunes pasado arremetieron en contra de ciudadanos indefensos, no son igual de
“efectivos” para combatir a la delincuencia, que van en aumento en la entidad.
Ahí ya no los vemos tan “valientes”.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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