LA ESTRATEGIA DE LAS “MANZANAS PODRIDAS”
Fotografía: archivo |
Un día después de que el gobernador Miguel
Ángel Yunes Linares acusó que “periodistas” veracruzanos están coludidos con el
crimen organizado, su administración se lavó las manos sobre la investigación
que merecería un señalamiento de esta magnitud.
El fiscal General del Estado, Jorge Winckler
Ortiz, declaró que el tema, y en particular en lo relativo al homicidio del
comisionado de la Policía Federal Juan Camilo Castagne, ya estaba en manos de
la Procuraduría General de la República, al ser la delincuencia organizada un
delito de orden federal.
Era obvio que eso iba a suceder. Por lo cual
la pregunta obligada es ¿por qué, si ya sabía que su gobierno no estaría a
cargo de la investigación, el gobernador Yunes Linares se apresuró a señalar
que medios y periodistas estaban siendo averiguados por supuestos nexos con
bandas criminales? ¿Cuál fue el objetivo de lanzar esa acusación, prematura y
sin estar acompañada de algún elemento de prueba?
El alcance y gravedad de estos dichos es de
gran magnitud. Al no precisar, al dejar en el vacío de las murmuraciones el
señalamiento de que “periodistas”, en general, trabajan para la delincuencia
organizada y que hasta estarían implicados en el asesinato de un alto mando de
la Policía Federal, el gobernador nos expone a todos.
Si a cualquier periodista veracruzano le pasa
algo en estos días, lo más fácil será relacionarlo con actividades ilícitas,
pues se dejó la puerta abierta para que todos seamos sospechosos. Y de paso se
ahorrarán la molestia de investigar: ese “periodista” se lo merecía, será la
consigna.
El propio director de Política Pública de
Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Ricardo Sepúlveda Iguíniz,
admitió este mismo lunes en Xalapa que tales señalamientos públicos implicaron
un mensaje de criminalización de los periodistas.
Lo peor de todo es que ahora el gobierno de
Veracruz ni siquiera podrá ser exigido a dar respuestas, pues el tema ya está
en la jurisdicción federal, donde tampoco se caracterizan por la eficacia,
pulcritud y celeridad de sus indagatorias.
Como establecimos en la anterior entrega de
esta columna, se trata de la misma estrategia de las “manzanas podridas”
aplicada durante el gobierno de Javier Duarte para criminalizar y estigmatizar
a los periodistas en su conjunto, esparciendo la idea de un gremio corrupto por
naturaleza, con el objetivo de inhibir la investigación y la crítica en los
medios al quehacer gubernamental y político, de por sí difícil y de alto riesgo
por la ausencia de garantías para el ejercicio libre del periodismo en
Veracruz.
Mientras no exista una denuncia concreta y
una acción penal en contra de quienes supuestamente colaboran con el crimen
organizado “escudándose en credenciales de periodistas”, con nombres, apellidos
y pruebas, la situación en la que se coloca a los reporteros, fotógrafos,
columnistas y redactores de los medios veracruzanos es de total indefensión.
Se suponía que eso también iba a cambiar con
la alternancia en la entidad.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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