FINANZAS: PRUEBA NO SUPERADA
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
Junto con el de la seguridad, el principal reto
de la administración estatal que inició funciones hace poco más de siete meses
en Veracruz es el de reactivar la economía y reordenar las finanzas públicas,
hechas trizas por el derroche y el saqueo del gobierno de Javier Duarte de
Ochoa.
Sin embargo, y como en el caso de la seguridad,
tales premisas no se han cumplido. La economía del estado de Veracruz sigue hundida
en un bache profundo. En varias ciudades es común observar un cada vez mayor
número de negocios que cierran, de inmuebles que aparecen en renta sin que haya
interesados en ocuparlos.
No hay dinero circulando en el estado y ello ha
contribuido especialmente al recrudecimiento de la incidencia de la
delincuencia común, de los asaltos cada vez más violentos a casas-habitación,
negocios particulares y a transeúntes. El círculo vicioso de la marginación que
deriva en criminalidad.
En ninguno de los temas, seguridad y economía,
ha sido ya no digamos efectiva, sino siquiera palpable, alguna estrategia del
gobierno estatal para revertir esta situación, que si bien no fue causada en
este periodo de gobierno, sí debería ser solucionada. No sólo porque así lo
prometieron en campaña, sino porque, simple y llanamente, es su
responsabilidad.
El gobierno que encabeza Miguel Ángel Yunes
Linares no puede argumentar que no le dieron herramientas para salir del
estancamiento. El Congreso del Estado le autorizó reajustar el Presupuesto de
Egresos que le dejó la administración interina de Flavino Ríos Alvarado, que
mantenía los vicios y problemas deficitarios del duartismo. Y por si no
bastase, también aprobó la reestructuración de la deuda pública.
Pero nuevamente, en ambos casos seguimos en las
mismas. El gobierno yunista no reajustó el Presupuesto y opera con el que le
dejaron, que a decir de varios legisladores mantiene la mala práctica
financiera conocida como la “licuadora”, que concentra los recursos de
diferentes partidas en cuentas diferentes, con lo que se desvanece la etiqueta
con la que el dinero federal fue transferido a la entidad. Lo cual, por cierto,
es un delito.
Asimismo, a pesar de que la reestructuración
fue aprobada hace exactamente cuatro meses, no existe avance alguno en la
renegociación de los plazos y montos de la deuda a amortizar a las
instituciones bancarias, por lo que los compromisos de pago siguen ahogando a las
finanzas estatales.
La única medida tomada por el gobierno estatal
fue el despido masivo de burócratas a inicio del bienio. Sin embargo, se trató
de una mera mascarada para incorporar a la administración a nuevo personal,
como pago de facturas de campaña y cuotas políticas, manteniéndose, por ende,
una estructura gubernamental abultada y, por si fuera poco, ineficaz, ya que
quienes llegaron no saben hacer nada.
Desde hace varias semanas era comentado en los
corrillos políticos del estado que la salida de la secretaria de Finanzas y
Planeación, Clementina Guerrero, era inminente. Tanto porque no había
encontrado la manera de cuadrar los números como porque su relación con el
gobernador Miguel Ángel Yunes se había deteriorado, aunado a que la enorme
presión que debía soportar había comenzado a minar su salud.
La salida de Clementina Guerrero se concretó
este sábado. Tomó su lugar Guillermo Moreno Chazzarini, quien se desempeñaba
como contralor general del estado y es de los pocos integrantes del gabinete
yunista que ha demostrado capacidad administrativa.
Pero necesitará mucho más que eso para navegar
contracorriente en la dependencia donde se abrió un boquete que, literalmente,
se está tragando a Veracruz. Hasta ahora, la de las finanzas es una prueba no
superada.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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