MORENA Y OTRAS INGENUIDADES
Fotografía: Facebook de Eva Cadena |
Así
como su discurso justiciero y exaltador de la honestidad representa una de las
mayores fortalezas de Andrés Manuel López Obrador frente a sus seguidores, al
mismo tiempo ha sido desde hace años su “talón de Aquiles”.
Desde
los tiempos del “bejaranazo”, la exhibición de colaboradores suyos captados en
actos de corrupción de lo más burdo, ha sido fuente de cuestionamientos válidos
sobre la pretendida honestidad “a toda prueba” del dos veces candidato
presidencial y sólido aspirante a una tercera oportunidad en 2018, quien
siempre alega que él no está enterado de nada.
El
caso de Eva Cadena es muestra palpable de la manera como el lopezobradorismo ha
escurrido el bulto y evadido sus propias culpas en los escándalos de corrupción
que lo han envuelto por años.
Envuelto
en la bandera del complot eterno, Andrés Manuel y sus capellanes se deslindaron
de inmediato de quien ya era la candidata de Morena a la presidencia municipal
de Las Choapas, como si hubiera llegado de otro continente y no tuvieran la
menor idea de sus antecedentes panistas, que ahora sí enfatizan, pero que
omitieron cuando la hicieron candidata a diputada local el año pasado.
Tras
difundirse el video en el que aparece recibiendo dinero para presuntamente
entregarlo a López Obrador, Eva Cadena fue satanizada por los mismos dirigentes
que la llevaron a ese partido, quienes en un juicio sumarísimo “fast track” le
retiraron la candidatura a la alcaldía y decretaron su expulsión de la bancada de
Morena en la LXIV Legislatura del Estado, con lo cual, de facto, aceptaron que
su representante incurrió en un acto de deshonestidad que podría también ser
constitutivo de delitos.
Empero,
y de manera un tanto esquizofrénica, López Obrador y la alta jerarquía de
Morena a nivel nacional y local han repetido la cantaleta del complot en su
contra y en un desplante de cursilería y megalomanía, el líder de ese partido
se comparó con el poeta Salvador Díaz Mirón citando el verso de las aves que atraviesan
el pantano sin manchar su plumaje, pero sin hacer la más mínima autocrítica.
Porque
en lugar de aceptar que ese partido, como cualquier otro, está integrado por seres
humanos que pueden ser falibles, corruptibles, y no por “santos mártires”, como
se venden ante el electorado, Andrés Manuel López Obrador se regodeó en el
discurso del “miedo” que la “mafia del poder” tiene de que gane la elección
presidencial del año entrante y señaló a varios responsables de la filtración
del video. Como si eso fuera lo reprobable y no el hecho de que una candidata
de Morena recibiera una fuerte suma de dinero de manera irregular.
“Le
pusieron un cuatro”, farfulló López Obrador. “Fui ingenua”, justificó Eva
Cadena. Lo único cierto es que hubo corrupción de por medio, de la que todos
los implicados pretenden zafarse en el entendido de que “si te vi, ni me
acuerdo”.
Pero
en política, y más a esos niveles, no hay ingenuidades. Y ha sido el propio
López Obrador quien ha ofrecido la “redención” y el “perdón” a todos los políticos
que se unan a su causa, sin importar su pasado, por oscuro que sea. Para
muestra, su amigo Manuel Bartlett, quien llegó al Senado gracias a su apoyo.
Aunque
lo que sí es verdaderamente a toda prueba es la fe -no se le puede llamar de
otra manera- de los seguidores de López Obrador, que los lleva a desestimar por
default cualquier señalamiento contra su líder así la evidencia, al menos de su
incongruencia, sea avasalladora.
Lo
mejor es que las campañas en Veracruz ni siquiera han empezado. ¿Qué otro “ingenuo”
aparecerá exhibido en los días por venir?
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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