CONFESIÓN DE PARTE
Fotografía: archivo |
El río revuelto del caso Javier Duarte ha
terminado por embarrar al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y a su
líder máximo, Andrés Manuel López Obrador.
Lo que sorprende es que haya sido el propio
López Obrador quien se enganchó en una bronca que no era suya, sin que nadie se
lo pidiera o lo vinculara, y de donde quién sabe cómo habrá de salir librado.
En primer lugar y como ya lo habíamos
comentado en la Rúbrica, buscando subirse al tren de la captura de Duarte para
desvirtuarla como un logro de alguno de sus adversarios, López Obrador cometió
la pifia de calificar en Twitter al ex gobernador como un “chivo expiatorio”,
término que en buen castellano significa que una persona es acusada de algún
delito siendo inocente del mismo. Definitivamente, Javier Duarte no lo es.
Pero sin duda se fue al hoyo al intentar
recular, pues a través de un video difundido en sus redes sociales –que se
están convirtiendo en su nuevo talón de Aquiles-, el dirigente nacional de
Morena adelantó que la detención de Duarte de Ochoa tiene como objetivo hacer
que el ex mandatario declare que le dio dinero a Morena durante la campaña a la
gubernatura del año pasado.
“Se piensa que van a
utilizar a Duarte para que declare en contra de nosotros. Unos días antes de
las elecciones va a salir Duarte a decir que le dio dinero a Morena. No se preocupen por eso porque no es
cierto, no es verdad”, dijo Andrés Manuel en su mensaje a sus seguidores.
Algo
ha de saber de eso López Obrador. Durante la citada campaña de 2016, fueron
varios los señalamientos en ese sentido, entre los que se encuentran -además de
una acusación directa de parte del entonces candidato del PRI a la gubernatura,
Héctor Yunes Landa, contra Duarte por financiar a Morena- un audio en el que se
escucha al operador electoral del duartismo, Gabriel Deantes Ramos, definir una
estrategia política.
“A
ver, Morena es el fenómeno; ahorita les voy a compartir la información que le
voy a dar al gobernador ahorita, ahorita, no para publicación, pero él quiere
detectar cuáles fueron los fenómenos. Pero ya el fenómeno Morena es un fenómeno
digno de admirar. ¿Qué tenemos que hacer? Pegarnos con Morena. El gran ganador
de esta contienda es Morena, es ahí el pedo, y el gran perdedor otra vez es
Acción Nacional. Vamos a aliarnos un poquito a Morena y a darle posiciones a
Morena en el acuerdo con, con Andrés Manuel para ya de una vez a los traidores
del PRD que ya, ya traicionaron, abrirlos ya. Ahora sí te vas a quedar sin un
peso, los voy, los vamos a fiscalizar, los vamos a traer a puro vergazo y
entonces sí hoy el PRD va a saber lo que es estar como partido solito” (sic),
se puede escuchar.
Deantes negó la veracidad del audio –ni modo
que la admitiera-, pero al mismo tiempo se dedicó a hostigar y amenazar al
personal de la Secretaría del Trabajo estatal, de la cual era titular, para dar
con el autor de la filtración, misma que atribuyó al ex director del Icatver,
Víctor Arcos Roldán, quien por entonces se acercó al panismo-yunista.
Asimismo, varios operadores electorales del
PRI en los distritos del estado -como el de Córdoba, por citar un ejemplo-, afirmaron
en distintas oportunidades que la instrucción que tenían era apoyar a los
candidatos tricolores a diputados locales pero no al abanderado priista a la
gubernatura, sino al de Morena, Cuitláhuac García Jiménez.
El lopezobradorismo se rasgó las vestiduras
al negar esos señalamientos, de los cuales pidió pruebas físicas, contundentes,
que ciertamente no se presentaron.
Si Andrés Manuel López Obrador tiene certeza
de que aunque Duarte lo acusara a él o a Morena de haberlos financiado, eso no
sucedió, ¿por qué la preocupación? Los meros dichos del ex mandatario no
podrían incriminarlo. Dice el refrán, “el que nada debe, nada teme”.
A menos, claro, que exista algo más. Y por
ello, la confesión de parte. O la traición del subconsciente.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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