JUEGOS PELIGROSOS
Fotografía: Presidencia de la República |
Es
absolutamente cierto que el principal responsable de la crisis económica y la
virtual quiebra del estado de Veracruz es el ex gobernador hoy prófugo de la
justicia, Javier Duarte de Ochoa.
El
manejo irresponsable de las finanzas públicas y el obsceno desvío de recursos
que ocurrió en los últimos doce años, durante los cuales Duarte de Ochoa fue
subsecretario y secretario de Finanzas, y después titular del Poder Ejecutivo
estatal, son el origen, el núcleo del desastre financiero que se padece en la
entidad no de ahora, sino desde hace al menos dos años, cuando no pudo
ocultarse más el saqueo que provocó a su vez el desequilibrio que a últimas
fechas derivó en un escenario de bancarrota.
Junto
con Javier Duarte, comparten responsabilidad y ya tendrían que haber sido
llamados a cuentas el también ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, en cuyo
sexenio se fraguó el más grande robo al erario de una entidad federativa en la
historia de México, así como los múltiples ex secretarios y ex subsecretarios
de Finanzas, los ex contralores y demás ex funcionarios estatales que
aprovecharon su paso por la administración pública de Veracruz para
enriquecerse y sumir a la entidad en el descrédito y la pobreza.
También
es verdad que las administraciones federales que encabezaron los panistas
Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, y actualmente el priista
Enrique Peña Nieto, dejaron hacer y dejaron pasar todas las corruptelas de
Fidel Herrera y Javier Duarte, a sabiendas de lo que hacían y del daño que
causaban. Los dos primeros por conveniencia política, pues nunca se atrevieron
a meter en cintura a los voraces gobernadores priistas. El último, por pura
complicidad. Y en todos los casos, también tienen responsabilidad en el
quebranto de Veracruz.
Pero
de eso a que ahora la nueva administración estatal se lave las manos y exija un
rescate financiero para Veracruz, lo que en términos simples significa pedir
que el Gobierno Federal le envíe diez mil millones de pesos al gobierno estatal
a cambio de nada, sólo porque acaba de llegar, hay un trecho que parecería
infranqueable.
La
estrategia lanzada esta semana por el régimen que encabeza Miguel Ángel Yunes
Linares va por ese camino. Declarar a Veracruz en emergencia, exigir al
gobierno de Enrique Peña Nieto el rescate, y si no accede a hacerlo en los
términos que se le plantean, amenazar con la desincorporación fiscal del estado
respecto de la Federación. Un monumental despropósito.
La
idea de la desincorporación fiscal con la que juega el gobernador Miguel Ángel Yunes
Linares es un juego peligroso. Significaría un desafío al sistema federal en el
que se sustenta el régimen político de este país. Una separación de facto del
resto de la República, que además tendría enormes costos para Veracruz, pues
significaría perder en adelante cualquier tipo de inversión de parte del
Gobierno de la República en materia de obras y servicios. Es a todas luces,
inviable política y hasta legalmente.
Pero
el gobernador Miguel Ángel Yunes decidió estirar la cuerda para ver hasta dónde
aguanta, en medio de una estabilidad sostenida con promesas y el llamado “bono
de esperanza” con que cuenta cualquier nuevo gobierno, mismo que se agota muy
rápido.
Yunes
Linares no es un novato de la política, aunque acostumbra jugar con fuego. Pero
sin duda sabe que en el sistema político mexicano todavía no hay nadie que
pueda chantajear a un presidente de la República.
Javier
Duarte es prueba de ello.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario