AMARGA MEDICINA
Gobierno del Estado de Veracruz |
Este
lunes, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares tuvo que salir a anunciar lo
inevitable: ante la desmesurada crisis económica del estado, se declaraba a
Veracruz en “emergencia financiera”.
Esto
se veía venir. Desde hace varios meses se sabía perfectamente cuál era la
situación de las finanzas del estado, que el mandatario describió de esta
forma: “no hay registro histórico de algo similar ni en Veracruz, ni en el
país; en 12 años llevaron a Veracruz a la quiebra. La crisis financiera del
Gobierno del Estado tiene dimensiones que superan todo lo imaginado”, dijo
Yunes Linares al pronunciar un mensaje ante su gabinete y los medios de
comunicación.
El
problema es que nadie hizo nada a tiempo. En campaña, al ser cuestionado al
respecto planteándosele la muy real posibilidad de que a fin de año no hubiera
recursos con qué hacer frente a las obligaciones del gobierno, Miguel Ángel Yunes
Linares respondió que la administración saliente tendría por fuerza que
entregar las finanzas saneadas y sin deuda. Lo cual, como era previsible y es
evidente, no sucedió ni de cerca.
El
déficit de siete mil millones de pesos que arrastra el estado tampoco es algo
nuevo. El senador José Francisco Yunes Zorrilla alertó de esta situación desde
el año 2015 y por no tomar cartas en el asunto desde entonces, se creó una bola
de nieve que terminó siendo el alud financiero que en este momento se enfrenta.
Pero todo, absolutamente todo lo que implicaba el boquete en las finanzas
estatales, se conocía con antelación.
Así
que llegado el momento de asumir responsabilidades, al gobernador Yunes Linares
no le ha quedado de otra que hacer lo que aseguró que no iba a hacer:
reestructurar la deuda bancaria y solicitar un nuevo crédito que aseguró se
pagará antes de que concluya su mandato en 2018.
Además,
anunció un severo plan de austeridad que pasa porque los funcionarios de primer
nivel de su administración, incluido el mismo gobernador, no cobren su sueldo
hasta marzo del año entrante. Medida con un fuerte olor a populismo que habría
que verificar que se cumpla en los hechos y no se quede en un mero discurso.
Aunque eso en muy poco podría aliviar el deterioro financiero de la entidad.
Lo
que sí comenzó a hacer la administración estatal yunista desde que inició
funciones fue un despido masivo de trabajadores de confianza del estado, a los
que se les regatea el pago de liquidaciones y prestaciones, lo que muy
seguramente le significará al gobierno una cascada de demandas laborales.
Además, los despidos no fueron para adelgazar la estructura gubernamental, sino
para colocar en los puestos que quedaron vacantes a la nueva burocracia estatal
proveniente del PAN, el PRD y el neoyunismo.
Otra
medida que dio a conocer el gobernador de Veracruz es que ya no se pagarán
bonos navideños ni por el Día del Maestro al magisterio veracruzano, lo que no
tardando muy probablemente derivará en protestas.
Miguel
Ángel Yunes llamó al pueblo de Veracruz “a la comprensión y solidaridad frente
a las difíciles medidas que tendremos que tomar”, y todavía le exigió al Gobierno
Federal dar una respuesta positiva a las “reiteradas solicitudes de encontrar
de manera conjunta soluciones a esta inédita crisis, derivada de hechos
ilícitos que fueron consentidos y solapados”, a lo cual en Los Pinos hacen como
que no oyen y no saben.
Será
una amarga medicina la que se le hará tomar a todos los veracruzanos. Y lo peor
es que nada garantiza la cura de la enfermedad.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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