LA (MALDITA) HERENCIA DE DUARTE
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Fotografía: El Universal |
Pero
qué necesidad…
Juan
Gabriel
Durante
la pasada campaña, este reportero le preguntó en una entrevista radiofónica al
entonces candidato de la alianza PAN-PRD a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes
Linares, si estaba consciente de que de ganar la elección, le entregarían un
estado en ruinas, endeudadísimo y, lo más grave, sin solvencia financiera para
enfrentar el primer compromiso económico fuerte de la siguiente administración:
el pago de aguinaldos.
El
hoy gobernador electo respondió que era obligación del gobierno actual dejar saldados
sus pasivos así como dinero en caja para cumplir con los compromisos
inmediatos. Lo cual, aunque cierto desde el punto de vista legal, era más bien
un deseo que una convicción.
A
estas alturas, queda claro que Javier Duarte va a entregar la administración
hecha un completo desastre, con deudas por todos lados que comprometerán
cuestiones tan sensibles como el abasto de medicamentos, la educación superior
y hasta el margen de maniobra financiero para el próximo bienio.
Por
ejemplo, la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam), dio a
conocer que debido a la deuda acumulada en los pasados tres años, Veracruz será
excluidos de la compra consolidada de medicinas para el abasto de 2017, lo que
aunado a la severa crisis en los servicios médicos de la entidad, en la que en
varios hospitales públicos se ha suspendido la hemodiálisis para los pacientes
con enfermedades renales, significa un bomba de tiempo que estallará en
cualquier momento y cuyas consecuencias son, sin más, la muerte de personas.
A
su vez, la Universidad Veracruzana volvió a denunciar que el gobierno de Duarte
de Ochoa no cumplió con el calendario de pago de sus adeudos con la casa de
estudios, que se mantienen en dos mil 500 millones de pesos, de los cuales, mil
500 millones corresponden a los impuestos pendientes de pago al Sistema de
Administración Tributaria que podría, por esta causa, embargar a la UV.
A
lo anterior hay que añadir que las calificaciones crediticias de Veracruz han
sido reducidas a lo que se llama “bonos basura”, lo que significa negarle a la
entidad cualquier posibilidad de adquirir créditos bancarios, y además, el
riesgo de un cobro anticipado de dos mil millones de pesos del fondo de
remanentes. Eso, en pocas palabras, representaría la quiebra total del estado.
Esto
se refuerza con el análisis del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco) sobre
la deuda de corto plazo de Veracruz, que reportó pasivos
con vencimiento inferior a un año por 17 mil 542 millones de pesos al cierre de
junio de 2016, contra una deuda de corta duración por tres mil 550 millones en
junio del 2015.
La recientemente aprobada Ley de Disciplina
Financiera para las Entidades Federativas y los Municipios establece que las
administraciones estatales deben liquidar su deuda de corto plazo mínimo tres
meses antes de la conclusión de sus periodos. Pero a 92 días de que termine el
terrible sexenio de Javier Duarte, no hay indicios, según el Imco, de que vayan
a pagar nada, porque ni siquiera reportaron la deuda en sus informes
trimestrales.
Por si todo lo anterior no fuese suficiente, desde
hace meses se sabe que el pago de compromisos como los salarios de la burocracia
está garantizado en la Secretaría de Finanzas y Planeación hasta el 30 de
noviembre próximo. Para el 15 de diciembre, cuando hay que pagar aguinaldos, el
duartismo no piensa dejar ni un solo peso.
Y ya ni hablar de la basificación de siete mil
burócratas y del pago a acreedores con el impuesto a la nómina. De eso, sólo la
Suprema Corte de Justicia de la Nación puede salvarnos.
De ese tamaño es la funesta herencia que le deja
Javier Duarte a Veracruz. Muy diferente de la que él recibirá de su “amigazo”,
el “espléndido” “Moi” Mansur, otro de los supermillonarios del sexenio. Por
supuesto, con cargo al erario.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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