LA DERROTA MORAL Y POLÍTICA DEL DUARTISMO
![]() |
Fotografía: AVC Noticias |
El
Tribunal Electoral de Veracruz (TEV) confirmó este miércoles la validez de la
elección de gobernador del pasado 5 de junio así como la constancia de mayoría
otorgada a Miguel Ángel Yunes Linares que lo acredita como mandatario electo.
Aun
cuando no es una sentencia definitiva, pues los partidos políticos cuentan con
cuatro días para impugnarla ante la última instancia jurisdiccional, el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ahora sí no parece que
exista forma de que se pudiera revertir el resultado, por lo que Yunes Linares
será gobernador constitucional de Veracruz a partir del próximo 1 de diciembre.
Pero
más que el sentido de la sentencia en sí, lo que llamó poderosamente la
atención fueron los términos de la impugnación presentada por el Partido
Revolucionario Institucional ante el TEV, pues aunque era un recurso condenado
al fracaso, como quedó de manifiesto al ser desechado por unanimidad de los
magistrados electorales, representa de suyo una condena moral y política al
régimen que está por extinguirse, el del aún militante priista Javier Duarte de
Ochoa.
En
un hecho insólito en la historia política de la entidad, el PRI se quejó de la
intervención de Duarte de Ochoa en el proceso electoral, pues sus rencillas con
el candidato tricolor, Héctor Yunes Landa, le habrían resultado perjudiciales a
la hora de los comicios.
Incluso,
el PRI acusó a Duarte de hacer tratos con el PAN, el PRD y el Movimiento de
Regeneración Nacional para afectar a Yunes Landa, lo cual, aunque fue declarado
infundado por ausencia de pruebas, resulta más que revelador.
Lo
más increíble fue que en la misma impugnación, el Revolucionario Institucional
denunció la intervención de la Iglesia Católica en el proceso electoral, pues
líderes religiosos como el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, se dedicaron
a presionar y atacar al gobierno estatal y al Congreso local para la
ratificación de la reforma al artículo 4 de la Constitución del Estado,
incitando a votar por quienes se comprometieran con la “protección” de la vida
desde el momento de la concepción, en una abierta –una más- violación del
principio de separación Iglesia-Estado consagrado en el artículo 130 de la
Constitución de la República.
Sí.
Se trata del mismo partido político cuyo gobernador, diputados locales y
alcaldes se pasaron por el “arco del triunfo” el Estado laico y se postraron
ante la jerarquía católica hace apenas unos días para aprobar, finalmente, la
reforma constitucional antiaborto de Duarte.
Y
para mayor escarnio de la derecha duartista, el Tribunal Electoral de Veracruz
declaró fundados –aunque no suficientes para anular la elección- los argumentos
de violación a la ley de parte de la curia católica, por lo que resolvió dar
vista a la Secretaría de Gobernación así como instruir al Organismo Público
Local Electoral (OPLE) para que inicie un procedimiento especial sancionador en
contra del arzobispo Hipólito Reyes Larios y su vocero José Manuel Suazo Reyes,
y determine qué sanciones se les deben aplicar. Una tremenda condena a una
actitud descarada y cínica.
Derrotado
en las urnas desde el 5 de junio, Javier Duarte sufrió quizás su peor
descalabro este 24 de agosto, al conocerse públicamente el rechazo de su propio
partido a sus actos y decisiones, expresado en un recurso legal que, aunque no
surtió efectos legales electorales, representa una condena política como nunca
antes vista de parte de un partido en contra de uno de sus gobernadores en
funciones.
Duarte
está derrotado moral y políticamente. Ya no tiene nada a qué quedarse.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario