EL JUEGO DE LOS HERRERA
Para la clase política veracruzana no pasó desapercibida
la “presentación en sociedad” de Javier Herrera Borunda, hijo del ex gobernador
Fidel Herrera Beltrán, el pasado fin de semana.
Enfundado en una vistosa camisa roja, como las que eran
de uso obligatorio para los empleados de gobierno y los militantes del PRI
durante el sexenio de su padre, Javier Herrera Borunda inauguró en
Cosamaloapan, en el corazón de su origen familiar, la casa de gestión de su
también recién creada fundación “Papel Social”, que como todos los organismos
de este tipo creados a la vera de un político, es un simple parapeto para
promover aspiraciones electorales.
Y por ahí está el fondo de este asunto. Javier Herrera
Borunda quiere ser diputado federal el año entrante y con esto dio el primer
paso en pos de ese deseo, en el que es apoyado y “coucheado” por su padre.
Sólo que hay un pequeño detalle. La candidatura del PRI a
la diputación federal por Cosamaloapan se supone que ya está decidida en favor
del tesorero estatal, Tarek Abdalá Saad, quien para ello cuenta –o contaba– con
la bendición del gobernador Javier Duarte de Ochoa y de su esposa Karime Macías
Tubilla, con quienes mantiene una cercana relación personal, tanto así que
incluso ambos han acudido en persona en ese municipio de la cuenca del
Papaloapan para apuntalar a quien hasta hace poco era su elegido para esa
demarcación.
Y la versión de que Javier Herrera sería postulado como
candidato a diputado plurinominal suena más bien a fantasía. Al menos no será por
el PRI, donde las listas de representación proporcional serán elaboradas en el
Comité Ejecutivo Nacional tricolor y “palomeadas” en Los Pinos. En ambos sitios,
Fidel Herrera y los suyos no son bien vistos, así que la posibilidad de que le
regalen una diputación a su hijo se antoja completamente improbable.
¿A qué juegan los Herrera entonces? Sin lugar a dudas a
su juego favorito: la “tenebra”.
El primer mensaje que se desprende del arranque público
de Javier Herrera Borunda en las lides políticas es que están decididos a ir en
pos de la diputación, con o sin el agrado del actual Gobernador, quien en
repetidas ocasiones ha hecho patente su deseo de deslindarse políticamente de
su antecesor. Ésta parece ser una ocasión propicia.
Y en ese orden de ideas, el segundo mensaje es que
Herrera Borunda buscará su curul en San Lázaro incluso postulado por un partido
diferente al PRI, si éste se niega a lanzarlo como candidato de mayoría. Por
eso la necesidad de hacer un acto público en el que el “cachorro” de Fidel se
mostrara rodeado de gente, vestido de rojo y hablando de “realizar
gestiones para promover el desarrollo del campo, la preservación de la salud,
así como el impulso al deporte, la educación y fomentar la cultura”. Haciendo
proselitismo pues, que para eso se pintan solos.
No hay que perder de vista que los Herrera Borunda son en
sí mismos un proyecto político que busca estar y aprovechar el poder. Javier
Herrera representa la continuidad de ese proyecto iniciado por su padre, quien
quiere entregar a su vástago esa estafeta.
Fidel Herrera es un político frío, calculador, que sabe
cuándo asomar la cabeza y cuándo esconderla. La decisión de lanzar al ruedo a
su hijo no es fortuita ni improvisada. Tiene considerados los escenarios de
respuesta e incluso los ataques que desde el propio gobierno estatal le han
comenzado a hacer por ir contracorriente de los deseos del actual grupo
gobernante.
Pero a fin de cuentas, él los creó a todos ellos. Seguro sabe
también cómo someterlos.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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