EL MÉXICO QUE "YA CAMBIÓ"
“Bajo
el liderazgo y la conducción del presidente Enrique Peña Nieto, México ya
cambió”, dijo el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa durante la
ceremonia para conmemorar el 99 aniversario de la promulgación de la Ley
Agraria de 1915, el lunes pasado, en el World Trade Center de Boca del Río.
Y
no le falta razón al mandatario veracruzano, aunque él lo haya expresado buscando
halagar al Presidente por la aprobación de las llamadas reformas estructurales.
México ya cambió, de eso no hay duda. La pregunta es si para bien o para mal.
Mientras
los medios de comunicación internacionales, principalmente los estadounidenses,
alaban las enmiendas legislativas que como la energética permitirá a los
grandes consorcios petroleros hacer millonarios negocios con los recursos del
subsuelo mexicano, en territorio nacional los únicos efectos de las reformas que
la población sintió directamente fueron los aumentos generalizados de precios,
frente a un ridículo incremento de dos pesos al salario mínimo de los
trabajadores.
El
2014 arrancó con una carestía como tenía mucho que no se veía en México. En las
tiendas de autoservicio el reetiquetado de precios de los productos se realizó
como un torbellino en la víspera del año nuevo. En las terminales de autobuses
foráneos todo el periodo vacacional se advirtió a los pasajeros que a partir
del 1 de enero el importe de los boletos para viajar subiría 16 por ciento “por
disposición gubernamental”, aunque los rapaces empresarios del transporte
público ya habían aplicado un aumento previo.
Contrario
a la propaganda oficial que entre las “bondades” de la reforma energética
destaca que bajarán los precios de la gasolina y la luz, el combustible sigue
su escalada ascendente mensual sin visos de que vaya a detenerse, y en algunos
hogares comenzaron a llegar recibos del consumo de electricidad con elevadas
tarifas, en función de que se eliminaron los subsidios gubernamentales y ahora
hay que asumir todo el costo en casa.
A
pesar de que los legisladores que aprobaron y defienden la reforma hacendaria
insisten en que ésta se hizo con “sentido social” y que protege a los sectores
marginados, lo cierto es que la mayoría de la población recibió de golpe y sin
red de protección los incrementos incluso en productos de la canasta básica, so
pretexto de que los “gasolinazos” terminaron por incidir en el costo final de
los insumos que los mexicanos llevan a sus mesas para mantener a sus familias.
Y
así podríamos seguir enumerando el alud de incrementos que, a pesar de las
campañas en las redes sociales para “boicotearlos”, se terminarán pagando sin remedio,
pues es imposible aislarse por completo del consumo de los benefactores que
forman parte, nos guste o no, de nuestra vida cotidiana.
México
ya cambió, no hay quien pueda negarlo. Pero para no ser acusado de soez, le
pido a usted, amable lector, que adjudique a dicho cambio el adjetivo que considere
se merece. Su veredicto es el mejor indicador.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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