LINCHAMIENTO Y DEMAGOGIA, POR ENCIMA DE LA JUSTICIA
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Fotografía: redes sociales |
La
consulta que no es para “enjuiciar a los ex presidentes de México” -como
intentan hacer creer los propagandistas del régimen de la mal llamada “cuarta
transformación”- es una farsa que no solo no lleva a ningún lado, sino que
alienta el linchamiento público y, peor aún, lo coloca por encima de la
aplicación e impartición de la justicia.
El
gobierno lopezobradorista y Morena, el nuevo partido oficial, engañan a la
población al promover que en la consulta se preguntará si se está o no de
acuerdo con llevar a juicio a los ex presidentes mexicanos desde Carlos Salinas
de Gortari a Enrique Peña Nieto. Lo saben perfectamente y aun así obligaron a
las instituciones del Estado Mexicano a organizar una pantomima grotesca.
La
pregunta que aparecerá en la boleta de la consulta del 1 de agosto
es: “¿Estás de acuerdo o no, en que lleven a cabo las acciones
pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un
proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años
pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los
derechos de las posibles víctimas?”. Es importante recalcarlo para evidenciar
las falacias difundidas -a un enorme costo para el erario y para la justicia-
por el morenato gobernante.
La
pregunta quedó así redactada porque la Corte determinó -con razón- que el
cuestionamiento original era inconstitucional, por la razón que se ha planteado
hasta el cansancio, pero que la demagogia populista del régimen decidió
ignorar: no se puede someter la aplicación de las leyes, y menos de las
penales, a que alguien que no sea una autoridad competente opine en sentido
afirmativo o negativo. Las leyes no se ponen a consideración de lo que una
turba manipulada decida que debe hacerse. Si hay elementos para proceder, se
acciona en ese sentido. El mandato de hacer valer la ley ya lo tienen.
Quedando
claro que no se pregunta a la ciudadanía sobre si se lleva a juicio a los ex
presidentes -de cuya propaganda fue excluido el “tótem” político de las
prácticas e ideas del lopezobradorismo, Luis Echeverría Álvarez, él sí responsable
de las masacres de Tlatelolco en 1968 y del “Halconazo” en 1971-, lo que queda
es un ejercicio al que quienes decidan acudir lo harán a ciegas, porque sus efectos
no son claros. Si es que pudiese hablarse de que tenga efectos.
Como
ya se ha señalado en este mismo espacio, la Ley Federal de Consulta Popular
establece que debe registrarse una participación de 40 por ciento del padrón
electoral para que sus efectos sean legalmente vinculatorios. La elección del
pasado 6 de julio -en la que se eligieron diputados federales y locales,
ayuntamientos y gobernadores- apenas y superó la mitad del padrón. No es
factible que una consulta sin pies ni cabeza logre generar un interés que
muchas elecciones reales de autoridades y representantes populares, no logran.
Pero
concediendo que el régimen llevara a cabo un acarreo gigantesco que le
permitiera cubrir el porcentaje mínimo, lo que se pregunta es tan ambiguo que
han tenido que inventarle alcances ficticios a la consulta, como el que se sacó
de la manga el presidente de la Corte Arturo Zaldívar, en el sentido de que
servirá para crear “comisiones de la verdad” sobre hechos del pasado. Lo
cual el gobierno también podría hacer sin necesidad de preguntarle nada a
nadie.
La
consulta solo sirve en realidad para mantener en la agenda pública el clima de
tensión y polarización política a través de la imposición de la narrativa de
los “villanos” y “enemigos del pueblo”. Alguien sobre quién descargar la ira
social a partir de delitos que en la mayoría de los casos o ya prescribieron, o
no son responsabilidad directa de los personajes inculpados y sentenciados a
priori, o son imposibles de probar.
Porque
si verdaderamente quisieran hacer justicia y castigar delitos como el fraude
electoral de 1988 –“delito” que se le achaca a Salinas en la propaganda oficial,
a la que se prestan muchos que alguna vez fueron respetados críticos y hoy son
vulgares matraqueros del poder-, pues podrían empezar por llevar ante un juez a
quien lo ejecutó: Manuel Bartlett Díaz, ¿no?
Y
lo más grave no es el despilfarro de 500 millones de pesos o más; ni siquiera
que se le mienta a la ciudadanía de manera vulgar y cínica. Lo peor es que se
vulnera la obligación de las autoridades de impartir realmente justicia,
propiciando impunidad.
Aunque
eso es exactamente lo que ha hecho la “4t” desde que asumió el poder.
Pausa
Para
atender pendientes personales de su autor, la Rúbrica se volverá a publicar el próximo
lunes 26 de julio. A sus lectores y editores, gracias por su comprensión.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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