EL “AUSTERICIDIO” DE LA JUSTICIA
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Fotografía: Prensa PJEV |
Si la seguridad pública y la procuración de
justicia en Veracruz están verdaderamente por los suelos, el trabajo del Poder
Judicial no dista demasiado en cuanto a sus bajos estándares, corrupción y
distorsión de la labor de impartición de justicia.
Convertido en un circo de varias pistas desde
que tomó el poder el régimen de la pretendida “cuarta transformación”, el
Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz (TSJEV) es fiel reflejo
del desbarajuste y el desapego hacia la legalidad que caracteriza a la neoclase
política que, de buenas a primeras, se vio con las riendas del país y del
estado en las manos y, como ha quedado más que claro en estos casi tres años,
sin saber qué hacer con las mismas.
El grotesco episodio que dio por resultado la
destitución y posterior inhabilitación de la magistrada Sofía Martínez Huerta
como presidenta del TSJEV es solo una de las peripecias absurdas de quienes
tienen, en el papel, la obligación de defender la ley hasta sus últimas
consecuencias, pero que la quebrantan a la primera oportunidad si así conviene
a sus aviesos intereses.
El caso de Sofía Martínez demostró que el
Poder Judicial en Veracruz no actúa con verdadera autonomía. Pero el reciente lance
de su sucesora, Isabel Inés Romero Cruz, representa un verdadero atentado contra
la ciudadanía veracruzana y su derecho al acceso a la justicia.
El pasado 30 de junio, se publicó en la
Gaceta Oficial del Estado un acuerdo por el cual se ordena el cierre de 29
juzgados en la entidad, entre los que se encuentran juzgados especializados en
materia familiar y microrregionales, bajo el consabido pretexto de la
“austeridad” con el que están desbaratando el entramado institucional del país.
A través de un comunicado, Isabel Inés Romero
Cruz planteó que “lo que se pretende es lograr ahorros e implementarlos en las
áreas que más se necesiten”, y que la decisión de suprimir juzgados “obedece a
estudios previos, tanto técnicos como financieros desarrollados a la par del
proyecto de Reforma Laboral en el Estado” pues, según esto, “la tarea a cumplir
es brindar una extraordinaria impartición de justicia, sin que el costo para el
pago de los servicios represente una carga económica excesiva”.
Tales criterios de verdadera pichicatería legaloide
no se sostienen. Está más que probado que la impartición de justicia,
particularmente en Veracruz, es un infierno. Lenta, corrupta, nada empática con
los justiciables –sobre todo con los de menores recursos-, puede llegar a
convertirse en un inacabable tormento, entre otras cosas, por la gran
saturación de trabajo en los juzgados que provoca un tremendo rezago en el
desahogo de los casos, lo que a su vez lleva a que quienes buscan justicia
terminen tirando la toalla y abandonando los procesos. Sobran ejemplos de lo
anterior.
Así que en realidad lo que haría falta son
más juzgados para que la justicia pueda impartirse de manera expedita, como se
supone tendría que ser. Desaparecerlos en una involución. Pero no es eso lo más
grave.
En un pronunciamiento emitido el pasado
viernes 2 de julio, la Barra Mexicana de Abogados y su capítulo Veracruz, que
encabeza Lorena Oyola Hernández, afirmaron que la desaparición de juzgados
“basándose en cuestiones estadísticas y no de pleno acceso a la justicia,
atenta contra el derecho humano a la justicia”.
Se asevera también que el cierre de juzgados
especializados en materia familiar en distritos judiciales donde solo hay un
tribunal dedicado a este tema “priva a los justiciables el acceso a una
justicia de calidad, al alcance de las posibilidades económicas, sociales y
culturales de las personas”, al tiempo que se expone a las personas a continuar
sus procesos en “tribunales ordinarios carentes de los espacios y capacitación del
personal para atender de forma confiable y satisfactoria” sus requerimientos.
Asimismo, la Barra Mexicana de Abogados
asegura que con la desaparición de juzgados microrregionales “se discrimina a
grupos indígenas al privarlos de centros de impartición de justicia que se
adapten a sus necesidades, soslayando con esto el deber constitucional de
prestar servicios justos, transparentes, eficaces, no discriminatorios y
responsables que les garantice el acceso a la justicia”.
Pero al parecer, la presidenta del TSJEV no
está enterada de la utilidad de estos juzgados. Incluso, se aventó la puntada
de declarar que los tribunales microrregiones fueron “un gasto innecesario”
pues “nunca cumplieron con su meta” de “acercar la justicia a los lugares más
apartados”. Y qué mejor solución que la de dejar a la deriva, sin acceso en
absoluto a la justicia, a esas regiones marginadas y lejanas. ¡Unos genios!
El pronunciamiento de la Barra Mexicana de
Abogados concluye de manera contundente que “el argumento de austeridad no
puede vulnerar el acceso a la justicia plena en Veracruz” ni ir en contra de un
derecho contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la
Convención Americana sobre los Derechos Humanos y en la propia Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Pero para qué gastar en la justicia, ¡si se
puede gastar en estadios de beisbol!
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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