EL MITO DE LA HONESTIDAD
Fotografía: archivo |
Todos los distractores, cortinas de humo,
cajas chinas, polémicas artificiales y demás temas inducidos en la agenda
pública durante los últimos días por el aparato propagandístico del gobierno de
la autodenominada “cuarta transformación”, obedecen a una causa en particular:
el golpe de los videos del hermano del presidente Andrés Manuel López Obrador recibiendo
dinero dio justo en el corazón de su discurso: la pretendida honestidad.
Por más que han buscado una salida para
justificar la entrega de dinero a todas luces ilegal a Pío López Obrador por
parte de un operador -que hasta hace poco ocupó el cargo de Director del
Sistema Nacional de Protección Civil, donde también se manejan una gran
cantidad de recursos- del entonces gobernador de Chiapas y hoy senador del
PVEM, Manuel Velasco Coello, simple y sencillamente no tienen para dónde
hacerse.
Quedó al descubierto el modus operandi que le
permitió al actual Presidente de México vivir al menos doce años sin reportar
ingresos y, consecuentemente, sin pagar impuestos. Y no solo eso. También se
evidenció la manera en que su partido se allegó de recursos para hacer política
desde que recibió el registro: recibiendo dinero cuya procedencia lícita no
pueden acreditar, violentando las normas electorales e incluso las hacendarias.
Siendo corruptos, para decirlo sin ambigüedades ni eufemismos.
Y eso sí que le pega en la imagen al
lopezobradorismo, cuya única bandera real, la que lo mantuvo a flote en los
años de construcción de su movimiento, fue la del combate a la corrupción, en
particular la del sexenio de la fallida restauración priista del gobierno de
Enrique Peña Nieto, periodo en el que la voracidad de la clase política llegó a
extremos tan insoportables que provocaron, en gran medida, el resquebrajamiento
del sistema y la decisión ciudadana de optar mayoritariamente por lo que se publicitaba
como un cambio de paradigmas y prácticas.
Fue precisamente eso lo que sacó de balance
al actual régimen: verse igualado en malas mañas a los políticos del PRI y el
PAN, precisamente en el momento en el que el gobierno de la “4t” atizaba la
hoguera mediática en su contra usando exactamente la misma estrategia: videos filtrados
a los medios y a las redes en los que operadores del priismo y el panismo se
repartían bolsas llenas de billetes, así como acusaciones y linchamientos
públicos a partir de las declaraciones –sin pruebas- de un criminal confeso
como Emilio Lozoya a cambio de brindarle impunidad.
Pero irónicamente, el hecho de conocer las
corruptelas y cohechos entre panistas y priistas no es algo que sorprendiese a
nadie. En cambio, constatar abiertamente las prácticas ilegales de un
integrante del primer círculo del presidente -como lo es su hermano- destruyó
el discurso de la integridad y la pureza cuasi angélica de un movimiento
construido alrededor de un personaje que se asume como el eje moral de la
nación. O al menos eso les ha hecho creer a sus seguidores.
No es que nadie supiera antes de las
trastadas e ilegalidades en que incurre el lopezobradorismo gobernante. Desde
la asignación directa de la gran mayoría de los más jugosos contratos de obra
para empresas vinculadas al régimen, pasando por el sistemático quebrantamiento
del orden jurídico al ignorar y desacatar sentencias judiciales, hasta la
puesta en marcha de las más cínicas maniobras para imponer la voluntad
presidencial en los poderes Legislativo y Judicial, el supuesto combate a la
corrupción - para cualquiera que quisiera verlo- no ha sido más que un discurso
de una campaña política interminable que le ha costado muchísimo más que dinero
al país.
Solo que ahora quedó exhibido en todo su
esplendor el mito de la honestidad y la “superioridad moral” de quienes,
básicamente, son tan corruptos como cualquier otro.
Imagen: video de Latinus |
Tiempos
canallas
Después de quebrar Interjet, el junior Miguel
Alemán Magnani se estrenó este martes como golpeador al tomar por la fuerza las
instalaciones de W Radio apoyado por su socio Carlos Cabal Peniche, aquel
empresario que fue a dar a la cárcel en el sexenio de Ernesto Zedillo por su
implicación en el fraude que desembocó en el Fobaproa y que regresa por sus
fueros con la “cuarta transformación”.
¿La razón? Que como nuevos accionistas
capitalistas no llegaron a un acuerdo con la empresa Prisa, que tiene –o tenía-
el control de los contenidos editoriales. ¡Y qué mejor para dirimir diferencias
que tomar por asalto la emisora, con la complacencia gubernamental!
Muy pronto se harán evidentes los cambios en
la línea editorial de la radiodifusora. Corren tiempos canallas para la
libertad de pensamiento y expresión en México.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario