EL DESMANTELAMIENTO DEL PAÍS
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Fotografía: archivo |
Cada vez más mexicanos se convencen que el
régimen de la llamada “cuarta transformación” está empeñado en destruir el de
por sí incipiente y por ello endeble entramado institucional que ha sostenido,
para bien y para mal, la vida nacional de las últimas cinco décadas.
Bajo el pretexto de un supuesto combate a la
corrupción –que muy claramente no es tal- y de un “cambio de régimen”, el
gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha emprendido una carrera al abismo al
pretender desmantelar todo lo existente, sin ofrecer a cambio nada más que el
reparto de dádivas con las cuales intentará armar su estrategia para mantenerse
en el poder.
Prácticamente no hay rubro que no se haya
visto afectado por las políticas “austericidas” de la “4T”, aunque los
draconianos recortes aplicados al sector salud, a la ciencia, al medio
ambiente, a la educación superior y a la cultura son sin duda reflejo de un
gobierno obtuso, insensible, semi-analfabeto y que hasta podría llegar a
convertirse en criminal por las consecuencias que ello traiga para la población
del país.
En los hechos, el supuesto “cambio de
régimen” que está poniendo en práctica el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador es un retroceso hacia políticas asistencialistas fracasadas, pero sobre
todo hacia un sistema profundamente autoritario en el que la crítica, el
disenso y la libertad de expresión, valores por los cuales miles de mexicanos
dieron su vida en el último medio siglo, están en verdadero riesgo de ser
borrados.
La inclinación moralizante del
lopezobradorismo es una de las pruebas de su tufo autoritario. Su alianza con
grupos evangelizadores para “impulsar los objetivos sociales” de este gobierno
es completamente incongruente con su filiación mentirosamente liberal, y ello
ha quedado plenamente demostrado con los devaneos del propio presidente al
evitar pronunciarse claramente en temas que forman parte de la agenda de una
verdadera izquierda, como los matrimonios igualitarios –frenados esta semana en
el Congreso de Sinaloa “gracias” a los diputados de Morena- y la
despenalización del aborto. Nada que pueda causarle “controversias” a quien
está negado para debatir sus decisiones. Faltaba más.
Decisiones que, para su mayor escarnio, ahora
pasan por atentar contra el libre tránsito en el país, imponiendo a las líneas
de autobuses de pasajeros la medida de solicitar identificaciones oficiales a
sus usuarios como condición para abordar una de sus unidades. Todo, con tal de
doblar la cerviz ante el gobierno de Estados Unidos en el tema migratorio.
Pero la que parece ser la acometida más
peligrosa de todas es la que tiene que ver con la destrucción del sistema
electoral, bomba que Morena introdujo en el Congreso de la Unión a través de
una iniciativa de “reforma electoral”.
La intención es desbaratar al Instituto
Nacional Electoral desapareciendo su Consejo General y activándolo únicamente
cuando haya comicios federales, así como sus 300 consejos distritales. En el
caso de los Órganos Públicos Locales Electorales, la intención también es
desaparecerlos para centralizar las elecciones de los estados en el INE, echando
así por tierra 30 años de esfuerzos por consolidar un sistema democrático
plural que, con todo y sus múltiples fallas, dio paso al fin de la era de más
de siete décadas de partido único y, aunque se nieguen a reconocerlo, permitió
que hoy sea presidente de México Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, con eso de que a los actuales
“izquierdistas” de agua bendita les gusta más lo “retro”, quisieran hacer
retroceder el tiempo en México 60 años en materia de libertades políticas y
ciudadanas. Y aferrarse al poder por siete décadas más.
No por nada les están entregando en charola
de plata al PRI. A fin de cuentas, abrevan del mismo lugar.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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