VACÍOS DE PODER
Fotografía: Twitter de Cuitláhuac García Jiménez |
El fracaso de la intentona del régimen
morenista para llevar a juicio político a Jorge Winckler Ortiz y destituirlo
como fiscal general del Estado representa la primera gran derrota política del
actual grupo gobernante en Veracruz, así como una diáfana muestra de su
incapacidad de operación.
A pesar de tener el grupo parlamentario
mayoritario en el Congreso del Estado, de presidir la Junta de Coordinación
Política del Poder Legislativo y de encabezar el Ejecutivo, Morena simplemente
no supo qué hacer para procesar la salida de Winckler, se atascó en sus propias
discordancias internas y terminó estrellándose contra una pared de filigrana gracias
a la ahora evidenciada incompetencia de sus operadores políticos.
Lo peor para ellos es que no solo hicieron el
ridículo, sino que unieron en su contra a panistas, priistas y hasta a quienes
hasta hace unos cuantos meses eran sus aliados del PES y el PT. Todo, debido a
la pésima actuación, entre otros, del secretario de Gobierno enviado desde el
Altiplano, Eric Patrocinio Cisneros, a quien los legisladores de oposición
acusan de haberlos amenazado.
Y es que el encargado de la política interna
del estado hace de todo, menos política. Cual “chivo en cristalería”, le ha traído
más problemas que soluciones al ausente gobernador Cuitláhuac García Jiménez,
con un protagonismo aderezado de una soberbia propia de quienes creen que las
victorias y las derrotas electorales son eternas. Nada más equivocado.
El fracaso moreno en el “affaire” Winckler
también tiene otros perpetradores. Uno de ellos es el coordinador de
delegaciones del Gobierno Federal en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara,
quien sostiene una confrontación abierta con los demás grupos de Morena en el
estado y que ha encontrado en el Congreso local el espacio natural para el
cobro de afrentas y facturas, como resultó más que evidente con lo sucedido en
los últimos días.
Mientras todo eso sucede, la violencia se
recrudece en Veracruz y la gobernabilidad pende de un hilo. La Iglesia Católica
veracruzana tomó nota de ello y en su comunicado dominical, la Arquidiócesis de
Xalapa le dio una verdadera tunda al gobierno de Cuitláhuac García mediante un
diagnóstico que, en honor a la verdad, no está muy alejado de la realidad.
“Pareciera que hay muchas cabezas y que las
torpezas de unos pocos están echando a perder el poco trabajo de otros. (…) Y
es que no se puede invocar la novatez y la curva de aprendizaje para justificar
los desaciertos que en estos 74 días de la nueva administración gubernamental
de Veracruz están a la vista de todos”, fustiga en el documento el vocero de la
Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes.
Y sentencia: “no estamos para
improvisaciones, seguramente se necesita evaluar los resultados y la eficiencia
de los colaboradores del gobierno. Hay señales claras de que algunos ‘recomendados’
no están funcionando, y por lo mismo es tiempo de tomar decisiones. Se observa
que falta oficio político y que el ambiente se está enrareciendo. No hay que
esperar que el estado se encienda, para actuar”.
No es común que la jerarquía católica se le
vaya a la yugular a un gobierno a dos meses de haber iniciado funciones. A
menos que note un vacío de tal magnitud que esté dispuesta a llenar. Como
parecen estar dispuestos a hacerlo también los grupos delincuenciales.
Si el gobernador García Jiménez no quiere que
el estado se le vaya de las manos tiene que tomar con fuerza las riendas del
gobierno y ejercer el poder. Y eso pasa por remover de sus responsabilidades a
quienes sean inoperantes y dañinos. De lo contrario, las consecuencias pueden
ser atroces. No para el régimen, sino para la población.
Esa decisión le correspondería tomarla a él.
La pregunta es si se lo permitirá “ya saben quién”.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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