VACÍO INSTITUCIONAL
Imagen: tomada de redes |
Mientras a nivel federal se demostró que se
puede llegar a acuerdos entre fuerzas políticas antagónicas cuando se pone por
delante el interés general, en Veracruz el desmembramiento institucional es
delirante.
Porque sin duda es de celebrarse el acuerdo
al que se llegó en el Senado de la República para modificar el dictamen que da
pie a la creación de la Guardia Nacional, y que a diferencia de lo aprobado por
los diputados federales, establece que este cuerpo de seguridad cuente con un
mando civil, tenga una temporalidad de cinco años y sus integrantes no ostenten
fuero militar.
Se trata además de una señal positiva sobre
cómo la presión de la sociedad civil (ésa que hace poco fue acusada de conservadurismo)
puede llegar a frenar decisiones tendientes al autoritarismo. Si el acuerdo es
respetado por el régimen y en la Cámara de Diputados (donde Morena ya tiene
mayoría absoluta tras una vergonzosa “pepena” de perredistas) se aprueba en
estos términos, habrá sido un triunfo de los ciudadanos.
Sin embargo, en Veracruz el panorama es distinto. La desarticulación
gubernamental ha llegado a niveles patéticos, como parte de la lucha de poder
entre el régimen morenista y el grupo yunista panista, mientras la violencia se
desborda en sus narices.
El último desencuentro sucedió este jueves,
cuando le fue negada la entrada al fiscal general del estado, Jorge Winckler
Ortiz, a una reunión de los cuerpos de seguridad en las instalaciones de la
tercera zona naval en la ciudad de Coatzacoalcos, durante la cual se instaló la
Mesa de Coordinación Institucional Región Prioritaria, con la que -dicen- se
hará frente a la oleada de violencia en la zona sur de la entidad.
¿De qué tipo de coordinación institucional
hablan, cuando se aparta de los acuerdos al organismo encargado de la
procuración de justicia? Porque para hacer frente a una crisis de seguridad
como la que sufre Veracruz se necesita la concurrencia de todas las
instituciones involucradas, más allá de las cuestiones de índole política y
hasta personal.
Sin importar lo que pensemos acerca del papel
que ha desempeñado Jorge Winckler, le correspondía estar presente en una
reunión de estas características para vincular a la Fiscalía a las tareas que
se pretenden realizar para atender un fenómeno que ha rebasado a todas las
autoridades, de todos los niveles de gobierno.
Mientras Winckler esté al frente de este
organismo, es a él a quien toca realizar las investigaciones sobre los delitos
que se cometan en el estado. Apartar a la Fiscalía simplemente hace inoperante
cualquier acción que se tome en la materia.
Pero por lo visto pueden más los
enconos políticos que el interés superior de los ciudadanos veracruzanos, que
somos las víctimas de la incompetencia de quienes tienen esas responsabilidades
en sus manos.
El portazo a Winckler en Coatzacoalcos tiene
una lógica política: se anunció que este viernes se someterá a votación del
Pleno del Congreso del Estado la aprobación para someter a juicio político al
Fiscal General y así lograr destituirlo de su puesto. Al parecer, ya
encontraron la manera de contar con los votos necesarios para tal propósito.
Probablemente, la misma con la que “convencieron” a los diputados federales a
renunciar al PRD.
Sin embargo, y aun cuando lograsen su
objetivo este viernes, esa historia está lejos de concluir: seguramente
Winckler acudirá a los tribunales para combatir jurídicamente el juicio
político y su destitución, procesos que no se resuelven de inmediato, sino que
tardan bastante tiempo, condenando a Veracruz, mientras tanto, a un vacío
institucional que puede agravar la crisis de seguridad.
Pero a nuestros políticos eso, simplemente, les
vale madre.
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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