NO BASTA EL CARISMA
Fotografía: Cuartoscuro |
A poco más de 45 días de que asuma
formalmente el poder el presidente electo de México, Andrés Manuel López
Obrador, el país continúa sumido en la misma espiral de violencia que desde
hace años azota a varias regiones en prácticamente todo el territorio nacional.
Zonas como la frontera entre Puebla y
Veracruz son, en los hechos, territorio criminal donde los mismos grupos
delincuenciales que operan el robo de combustible, los famosos “huachicoleros”,
se dedican también al asalto a mano armada al transporte público y privado con
lujo de violencia, sin que hasta ahora se haya establecido una estrategia
efectiva para contenerlos por parte de la autoridad en funciones, que pareciera
que “nada de muertito” de aquí al 1 de diciembre.
En contraparte, quienes asumirán la
responsabilidad de conducir a la nación en mes y medio no parecen tener muy
claro qué es lo que van a hacer para enfrentar el inmenso reto de contener a la
delincuencia y detener la violencia generalizada. Al menos en sus declaraciones
públicas y en algunas de sus decisiones, se notan titubeantes, apelando a
generalidades como supuestas soluciones para un fenómeno que por su gran
complejidad, requiere de estrategias sólidas. Y lo que es peor, rehuyendo a los
espacios de discusión en los que sus propuestas no son vitoreadas por sus
seguidores, sino criticadas por las víctimas.
La
semana pasada, la organización no gubernamental International Crisis Group dio
a conocer su informe “Construcción de paz en México: los dilemas de seguridad
que enfrenta el gobierno de López Obrador”, en el que hace un puntual análisis
de la situación por la que atraviesa el país y del tamaño del conflicto que
tendrá que enfrentarse.
Señala
este informe que el gobierno lopezobradorista heredará “niveles históricos de
violencia criminal, conflictos locales insolubles y una colusión profundamente
arraigada entre el Estado y el crimen organizado”, para lo cual considera que
“el nuevo gobierno mexicano debería priorizar las reformas clave: buscar la
justicia en casos emblemáticos de participación del Estado en atrocidades;
desarrollar la capacidad de la policía civil para que la fuerza pueda reclamar
su papel a los militares; y empoderar y solicitar la participación de las
víctimas en las comisiones de la verdad para fomentar la legitimidad del
asesoramiento de dichas comisiones en la construcción de la paz a nivel local”.
International
Crisis Group subraya que la plataforma del gobierno entrante “ofrece un cambio
de rumbo que podría reducir la violencia, pero carece de detalles y enfrenta
obstáculos que van desde las represalias de los jefes del crimen organizado
contra los jóvenes que quieran abandonar la delincuencia, a la potencial resistencia
de las fuerzas de seguridad”.
“En
diciembre, López Obrador heredará una multitud de conflictos regionales, cada
uno de los cuales tiene su propio patrón y requiere su propio enfoque
individualizado. El presidente electo ha logrado un notable apoyo público con
su rotunda condena de la corrupción estatal y el abuso de poder. Sus ideas para
abordar la inseguridad descontrolada del país están pensadas para desmantelar
la lógica y el aparato institucional de la ‘guerra’ contra la droga y el crimen
en México de los últimos doce años. Pero el éxito de este cambio radical
dependerá por encima de todo de cómo se desenvuelve en los micro-conflictos
esparcidos por el país, y de las medidas que tome su gobierno contra la
complicidad estatal con el crimen en los distritos desgarrados por la violencia”,
puntualiza el informe.
Entre
las recomendaciones que se le hacen a la siguiente administración federal, se
incluye “comprometerse a restaurar paulatinamente a las fuerzas policiales como
las únicas proveedoras de seguridad pública”, “desmantelar cualquier estructura
de mando policial que esté involucrada en la coacción de subalternos o en la
delincuencia”, “comprometerse con la independencia fiscal absteniéndose de
influir en el nombramiento del próximo Fiscal General de la República”, así
como “fortalecer la capacidad de las fiscalías estatales para resolver las desapariciones
invirtiendo en servicios forenses políticamente independientes”.
Finalmente,
International Crisis Group considera que el próximo Presidente de México “debería
bajar el tono de sus pronunciamientos de que su pionero liderazgo personal será
suficiente por sí solo para inducir estos cambios, y en cambio comprometerse a
reconstruir instituciones suficientemente sólidas para sobrevivir a su mandato
de seis años”.
Sin embargo, lo que se puede ver hasta ahora
es un camino en sentido contrario a lo antes expuesto. López Obrador convocó al
alistamiento de 50 mil jóvenes para incorporarse a las fuerzas de seguridad, lo
que habla de que la estrategia contra la delincuencia seguirá por la misma
ruta; el próximo régimen ha manifestado abiertamente su resquemor a perder el
control en el nombramiento del Fiscal General y a que éste sea verdaderamente
autónomo del Ejecutivo; y en lugar de escuchar las voces de las víctimas y los
colectivos de búsqueda de desaparecidos en estados asolados por la violencia
como Veracruz, prefirieron cerrar la cortina a seguir siendo interpelados.
De verdad creen que con la sola figura del
líder carismático en el poder basta para cambiar a un país. A partir del 1 de
diciembre se darán cuenta que eso no será suficiente. Ni ahora ni después.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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