DEBO, NO NIEGO. ¿PAGO? NO ME DA LA GANA
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Fotografía: archivo |
Esta semana, el reportero Jair García y el
diario La Jornada Veracruz se anotaron un gran hit noticioso con la revelación
de un decreto que el gobierno del estado se sacó de la manga para, de un
plumazo, desconocer toda la deuda institucional con proveedores que se arrastra
desde la administración de Javier Duarte de Ochoa.
Y no es poca cosa. Se trata de una deuda por 11
mil 38 millones 504 mil 824 pesos con constructores y prestadores de servicios
varios, que venían exigiendo desde la administración de Duarte de Ochoa un pago
que jamás se concretó, y que el nuevo mandatario, Miguel Ángel Yunes Linares,
hasta hace unos pocos días afirmaba que sí liquidaría tras hacer una revisión
de los casos para asegurarse de que el servicio efectivamente se hubiese prestado
a satisfacción.
Pero resulta que el gobierno del “cambio” nunca
estuvo dispuesto a pagar absolutamente nada. O al menos eso puede inferirse
cuando el decreto que “desaparece” como por arte de magia la deuda, está
fechado el 30 de diciembre de 2016, fecha en la que el gobierno yunista no
tenía ni siquiera un mes de haber iniciado funciones.
Aunque de acuerdo con la nota de Jair García,
éste y todos los demás 16 decretos fechados ese mismo día habrían sido
publicados en la Gaceta Oficial del Estado hace apenas unas semanas y por eso
nadie tenía conocimiento de su existencia, lo que entonces representaría una
“chicanada” de la administración yunista.
Como resulta obvio, los empresarios a los que
se les adeuda, y que de por sí ya estaban al borde de un ataque de histeria,
pegaron el grito en el cielo. El presidente de la Canaco Xalapa, Gerardo
Libreros Cobos, anunció que sus agremiados ya presentaron demandas por las vías
civil y mercantil en contra del gobierno de Veracruz, ya que absolutamente
nadie en esa administración los recibe ni le da una explicación siquiera.
A su vez, el presidente de la Coparmex en la
capital del estado de Veracruz, Luis Sánchez Ávila, advirtió que existen
contratos firmados de por medio y la deuda pública está registrada, razón por lo
cual el gobierno estatal no puede desentenderse.
Pero sí se desentendió. El gobernador Yunes
Linares se negó a tocar el tema con la prensa y en la Secretaría de Finanzas y
Planeación las puertas siguen cerradas para los acreedores, muchos de los
cuales de plano ya dieron por perdido su dinero y juran que nunca volverán a
trabajar para el gobierno veracruzano, al que además acusan de contratar
empresas foráneas, no veracruzanas, para realizar la escasísima obra pública
que se ejecuta en estos momentos en la entidad.
Si bien es cierto y se ha reconocido siempre,
la más que adversa situación financiera por la que atraviesa Veracruz fue
provocada por los saqueadores de las dos administraciones estatales anteriores,
eso no puede servir de pretexto para desconocer compromisos que son
institucionales y no personales. Y porque más allá de consideraciones
políticas, esas empresas le dan –o le daban- trabajo y sustento a cientos de familias
veracruzanas, y al reventarlas
económicamente, las condenan a irse a la calle irremediablemente, como ya
sucede.
Pero en el gobierno yunista prefirieron aplicar
la de “debo, no niego”. Pero ¿pago? No me da la gana.
Y luego se preguntan por qué ha crecido la
delincuencia común.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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