LA MUECA DE DUARTE
Fotografía: Luis Cortés/ El Universal |
Conociendo el perfil neurótico-psicótico del
ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, la mueca con apariencia de sonrisa cuasi
permanente que ha esbozado desde que fue aprehendido en Guatemala el pasado 15
de abril no es algo raro.
De hecho, ese rasgo de su personalidad lo mostró
siempre, durante todo su mandato: Duarte es una persona de lo más cínica y
burlona, que no tiene el menor escrúpulo ni siente respeto ni interés alguno por
la vida y el bienestar de las personas. Así se lo hizo sentir a todos los
veracruzanos durante los seis años que mal gobernó el estado.
Empero, pensar que sonríe sólo por un
desequilibrio emocional provocado por nerviosismo o como un mero mecanismo de
defensa, es equívoco. Tanto, como subestimar su capacidad para hacer daño desde
donde se encuentre.
Javier Duarte sabe que tiene varios ases bajo
la manga para encabezar su contraofensiva, tanto legal como política. Su
actitud retadora y bravucona durante su audiencia de este martes ante un
tribunal guatemalteco, y sus dos comunicados de esta semana, así lo dejan ver.
Y es que una cosa es cierta: el proceso penal
que se le abrió a Javier Duarte en Veracruz es de lo más endeble. Los cargos
que le imputa la Fiscalía General del Estado no configuran delitos graves, por
lo cual, si sólo fueran éstos los ilícitos que se le achacan, lo más que podría
obtener el Ministerio Público local sería la prisión precautoria de un año para
el ex gobernador, ante la posibilidad manifiesta de que se dé a la fuga, como
ya ocurrió con anterioridad.
Pero concluido ese periodo, podría quedar en
libertad, como muy probablemente sucederá con algunos de sus cómplices hoy en
prisión. Duarte está al tanto de eso, y por ello no puso objeción alguna a la
extradición solicitada por el Gobierno de Veracruz.
Caso diferente al de las acusaciones por
delitos federales. Los procesos que se le siguen por delincuencia organizada y
lavado de dinero –que son por los que en realidad está en la cárcel en este
momento, y no por las denuncias del actual gobernador Miguel Ángel Yunes
Linares- no otorgan el derecho a la libertad bajo caución, pues esos sí son
delitos graves.
La justicia guatemalteca informará
oficialmente a Javier Duarte de esas acusaciones y de la solicitud de
extradición presentada por el Gobierno Federal el próximo martes 4 de julio.
Nada garantiza que el ex mandatario veracruzano también se allane a este
proceso, lo que colocaría su caso en un real predicamento, pues de acuerdo con
la opinión de algunos juristas, si se niega a la extradición, el Gobierno de
Guatemala no podría entregarlo a la justicia mexicana.
En lo que se cumple ese plazo, desde la
cárcel Javier Duarte lanzó su primer dardo envenenado: en un comunicado emitido
este miércoles, aseguró que en 2012 prestó aeronaves propiedad del Gobierno del
Estado de Veracruz al actual gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y a su hijo
el alcalde de Boca del Río Miguel Ángel Yunes Márquez, para atender “una
urgencia”, de lo cual aseguró contar con las bitácoras de vuelo y con archivos
fotográficos. Seguramente cuenta con mucho más material para hundir con éste a
bastantes actores políticos, locales y nacionales.
Subestimar la perversidad de Javier Duarte
sería un error. Desestimar la posibilidad –nada lejana- de que exista un
acuerdo de alto nivel para reducir al mínimo las imputaciones legales que se le
hacen, con su subsecuente acceso a la impunidad, una ingenuidad.
Y la burla a todos los veracruzanos, de
confirmarse la jugarreta, sería una monstruosidad. Quizás por eso se ríe.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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