VERACRUZ TOCÓ FONDO
Fotografía: Víctor Hugo Moreno |
Ni
en nuestras peores pesadillas hubiéramos podido imaginar un fin de sexenio como
el que se vive actualmente en el estado de Veracruz.
Las
finanzas de la entidad están completamente quebradas. No hay dinero ni para lo
mínimo indispensable y la situación se le ha salido de control a la
administración estatal que encabeza el gobernador interino Flavino Ríos
Alvarado, quien ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.
A
tal grado ha llegado la descomposición institucional, que este fin de semana tuvo
lugar un episodio inédito en la historia política de la entidad, cuando
presidentes municipales del Partido de la Revolución Democrática “tomaron” el
palacio de gobierno para exigir el pago de las participaciones federales que se
les debieron ministrar desde el mes de agosto.
Al
reclamo de los perredistas se sumaron los alcaldes panistas y hasta algunos
priistas –que ni en sueños se hubieran atrevido a hacerlo si las condiciones
políticas fueran distintas-, quienes se quedaron en las oficinas y pasillos de
la sede del Poder Ejecutivo del estado todo el fin de semana, demandando el
pago de los adeudos.
Pago
que no se ve para cuándo pueda realizarse, ya que el dinero fue utilizado para
otra cosa, como tuvo que admitir, ya no se sabe si en un arranque de
sinceridad, desesperación, cinismo o una mezcla de los tres, el secretario de
Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín.
“Lamentablemente
traemos un problema grave en el estado de una falta de flujo económico
importante, que implica cerca de diez mil millones de pesos al año. Y para
poder atender ese flujo, para poder atender el gasto corriente, para poder
atender a los pensionados, para poder atender las nóminas, tenemos necesidad y
a veces obligación, de hacer algunos movimientos económicos”, dijo el
funcionario para justificar el uso de recursos etiquetados para los
ayuntamientos en fines distintos a los que fueron destinados, lo cual
constituye un delito.
Además,
el problema es que esa “falta de flujo económico” a la que alude Gómez Pelegrín
no surgió por “generación espontánea”. Fue causada por el monumental desaseo
financiero y administrativo del gobierno estatal –ampliamente documentado en
este espacio desde hace al menos dos años-, que se tradujo en un déficit
demencial, en un boquete de diez mil millones de pesos anuales, que provocó el
desastre actual en el que no hay día que no se colapse la capital veracruzana
por las inacabables protestas de trabajadores de todos los órdenes, que exigen
lo mismo: que se les pague lo que se les debe.
Tan
sólo en la Cuenta Pública Consolidada del Gobierno del Estado de Veracruz para
el ejercicio de 2015, el Órgano de Fiscalización Superior determinó la
existencia de un probable daño patrimonial por nueve mil 231 millones 889 mil
559.62 pesos, y el monto podría ser incluso mayor. Partiendo de ahí, el
desastre es más que entendible. Pero de ninguna manera justificable.
Veracruz
tocó fondo. Y todavía nadie ha pagado por ello.
Cambiando de chaqueta
Llama
la atención la inclusión de priistas en activo en el equipo de transición dado
a conocer por el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares. En particular,
el alcalde de Perote, Paul Martínez Marié, quien se supone formaba parte del
grupo político del senador José Francisco Yunes Zorrilla, y que apareció como
integrante de los comités de entrega-recepción de las secretarías de Desarrollo
Social y de Desarrollo Económico y Portuario.
Por
lo visto, ya comenzó la temporada de “chaqueteros”, por aquello del cambio de “chaquetas”
políticas por conveniencia. ¿Cuántos más abjurarán de sus lealtades para saltar
al nuevo barco?
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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