EL ENCUENTRO OSORIO-DUARTE
Fotografía: Cuartoscuro |
Fue
el propio secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien confirmó
que se reunió con el hoy prófugo ex gobernador Javier Duarte de Ochoa un día
antes de que éste hiciera pública su licencia al cargo.
Entrevistado
por Joaquín López Dóriga en su noticiero radiofónico, Osorio Chong admitió lo
que se sabía a manera de trascendido: que se reunió con Duarte de Ochoa en sus
oficinas de Bucareli en la Ciudad de México el 11 de octubre pasado y que fue
durante ese encuentro que éste le comunicó dejaría el puesto al día siguiente,
lo cual, en efecto, sucedió.
Según
el encargado de la política interna del país, el motivo original de la reunión
fue para tratar el tema de la incontenible violencia en diversos puntos del
estado de Veracruz y de lo “difícil” que resultaba para el Gobierno Federal
trabajar con “alguien tan cuestionado” como Javier Duarte.
El
caso es que, según la misma versión que da el Secretario de Gobernación, Duarte
de Ochoa le perjuró que no tenía nada que ver con las acusaciones por
corrupción que le caían por todos lados, y que la respuesta del funcionario
federal fue que eso debía “enfrentarlo ante la justicia”.
Pues
no sólo no enfrentó nada, sino que tres días después de ese encuentro en la
Secretaría de Gobernación, y con una orden de aprehensión ya para entonces en
curso, Javier Duarte desapareció. A la hora de escribirse estas líneas, sigue
sin saberse nada acerca de su paradero.
Es
altamente improbable que Javier Duarte haya acudido a Gobernación solamente
para anunciar su “inmolación” voluntaria, luego de que por meses, tras la
derrota priista en la elección por la gubernatura, se resistió con todos los
recursos a su alcance a dejar el cargo, pues lo que sucedería después de eso
era más que previsible y lo hemos atestiguado desde hace semana y media: ahora
ninguno de los que se beneficiaron durante su mandato lo reconoce como “amigo”
y hasta se “avergüenzan” de él, mientras el linchamiento mediático –ganado a
pulso- está a todo lo que da.
No
hay manera de probar el supuesto de que Osorio Chong y Duarte de Ochoa habrían
convenido la fuga del segundo, pues ni siquiera tendría sentido. Si el ex
gobernador no es capturado y llevado ante la justicia, el costo político será
por entero para el Gobierno Federal. No parece que fuera un arreglo ya no
digamos ventajoso, sino siquiera inteligente para quien tiene el sartén por el
mango y al aparato de justicia en sus manos.
Menos
aún, cuando desde la Procuraduría General de la República no ha dejado de fluir
información -alguna incluso inédita, como las “inversiones” de Javier Duarte en
Campeche- sobre la rampante corrupción de su administración. No se ve, al menos
con claridad, que el objetivo sea dejarlo escapar.
Pero
tampoco es creíble que con semejante facilidad, Javier Duarte se haya esfumado.
No cuando ya tenía a todo el aparato federal encima y era sólo cuestión de
tiempo para que procedieran en su contra.
Nos
lo preguntamos desde el mismo 12 de octubre, cuando Javier Duarte de Ochoa
solicitó formalmente licencia. ¿Qué negociaron él y Osorio Chong para que
dejara la gubernatura? Seguimos sin saberlo. Aunque no deja de llamar la
atención que los hechos de violencia disminuyeron desde entonces en territorio
veracruzano.
Este
martes, después de que el PRI anuncie su “veredicto” sobre el proceso de
expulsión de sus filas de quien en algún tiempo representó, según el presidente
Enrique Peña Nieto, una de las “caras nuevas” de ese partido, quizás tengamos
más pistas sobre cuál será el derrotero que tomarán los acontecimientos. Por lo
pronto, Osorio Chong le dijo a López Dóriga que “nadie se puede esconder para
siempre”.
A
menos que se lo permitan.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario