ABERRANTE IMPUNIDAD
Fotografía: Cuartoscuro |
Este
domingo se cumplieron seis meses del multihomicidio de la colonia Narvarte de
la Ciudad de México, en el que fueron torturadas y asesinadas cinco personas,
entre ellas la activista Nadia Vera y el fotoperiodista Rubén Espinosa.
Seis
meses en los que la Procuraduría de Justicia de la capital del país ha dado
muestras claras de que no le interesa llegar al fondo de lo sucedido ni
integrar una averiguación que proporcione certeza sobre lo que pasó realmente el
31 de julio de 2015 al interior de ese departamento en el que fueron privados
de la vida de manera monstruosa Nadia Vera, Mile Virginia, Yesenia Quiroz,
Alejandra Negrete y Rubén Espinosa.
Hasta
ahora, la Procuraduría de la Ciudad de México no ha acreditado un móvil
contundente del multihomicidio, y de los tres sujetos que permanecen detenidos
indiciados como autores materiales, dos se han retractado de sus declaraciones
iniciales acusando coacción de parte de las autoridades para obligarlos a
autoinculparse.
Desde
el inicio de las investigaciones, la fiscalía mostró nula vocación por hacer
justicia y se ha negado a indagar en la actividad periodística profesional de
Rubén Espinosa y en el activismo social de Nadia Vera como posibles móviles del
crimen, a pesar de que ambos, con antelación, realizaron declaraciones y
señalamientos públicos sobre el hostigamiento que recibieron de parte del
gobierno de Veracruz precisamente por esta causa, lo que obligó a ambos a dejar
el estado, pensando que en la Ciudad de México estarían más seguros.
En
cambio, la Procuraduría capitalina se encargó de ensuciar las indagatorias
filtrando pedazos descontextualizados de las mismas, con la intención de
criminalizar a los muertos y crear la percepción de que “se merecían” su
suerte, violando flagrantemente la Ley General de Víctimas, que en su artículo
5 establece que “las autoridades no deberán agravar el sufrimiento de la
víctima ni tratarla en ningún caso como sospechosa o responsable de la comisión
de los hechos que denuncie”.
Para
más, el gobierno de Miguel Ángel Mancera montó un show para que el gobernador
de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, quien fue señalado socialmente como
responsable del crimen, declarara a sus anchas, en la comodidad de sus
oficinas, una obviedad: que él no fue. Ni modo que dijera que sí.
Pasado
el escándalo mediático, y como sucede con tantas cosas en este país, las
autoridades, tanto las de la Ciudad de México como las del estado de Veracruz,
apuestan al olvido. A que los asesinatos de Nadia y Rubén y los de las otras
tres mujeres se conviertan en una mera estadística y el caso pase al archivo
muerto de las ignominias.
En
una carta difundida este fin de semana a través de las redes sociales, la madre
de Nadia Vera, Mirtha Luz Pérez Robledo, exige a las autoridades la “búsqueda
de la verdad, no nuestra verdad, no la verdad institucional, sino la verdad
surgida de una investigación seria, justa, sin intereses políticos ni
personales, sin dinero de por medio; una investigación clara, diligente,
exhaustiva; exigimos lo que es nuestro derecho, porque ninguna persona debería
perder la vida por causa del interés mezquino de otra”.
“Cuando
no queda casi nada, queda defender la memoria, queda no volverse insensible
ante la normalización de la violencia, de esa violencia perra que algunas veces
sentimos tan lejos y otras veces nos abofetea en la cara. Queda dar la espalda
al individualismo impuesto desde la lógica mercantil, a este ridículo ‘sálvese
quien pueda’, queda ser solidarios. Queda no dar crédito a sus ‘verdades
históricas’, a la estigmatización que se promueve desde los medios oficiales: ‘eran
putas’, ‘eran drogadictos’, ‘eran narcos’, ‘eran guerrilleros’. Queda vivir con
dignidad, nos queda la necedad de vivir sin tener precio.
“Porque
en este país, el lugar más seguro sigue siendo un libro, les pido que
permanezcan ahí. No nos acostumbremos a la violencia”, cierra su sentida
epístola Mirtha Luz Pérez Robledo.
Queda
exigir el fin de la aberrante impunidad.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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