UN GOBIERNO “PIRATA”
Los defectos estructurales exhibidos tras la
“reinauguración” del estadio “Luis ‘Pirata’ Fuente” deberían poner en la cárcel
a más de un exfuncionario de la pasada administración estatal en Veracruz.
Empezando por el que simuló gobernar hasta el año pasado.
Empezando por el costo de la “remodelación”
del “Pirata” Fuente, que pasó de un presupuesto inicial de 500 millones de
pesos a un gasto final estimado en mil 676 millones de
pesos –aunque se habla de que en realidad fueron casi dos mil millones-, no hay
absolutamente ninguna justificación de tipo social ni de bien
común que soporte la idea de semejante derroche. Menos en un estado como
Veracruz, donde no hay medicamentos oncológicos ni de casi ningún otro, donde
las carreteras son una trampa de muerte por sus condiciones deplorables, y en
donde hay enormes carencias en cuanto a infraestructura educativa, rural y de
desarrollo. Gastar el dinero público de esa forma es ofensivo y hasta criminal.
Pero si a eso le agregamos que no solo se
gastó, sino que esa multimillonaria suma se tiró miserablemente y, muy
probablemente, terminó en las cuentas de los políticos que manejaron ese
dinero, el asunto adquiere otra dimensión. Una de tipo penal, carcelaria.
Los más de mil 600 millones de pesos que puso
el gobierno de Veracruz en el “Pirata” terminaron en deficiencias y fallas
estructurales. La más aparatosa, tan burda y estúpida que hasta parece sacada
de una comedia de Chespirito, es la del diseño de las gradas. Si usted va a un partido –de torneos
sin validez, porque ni siquiera va a haber de primera división-, o a un
concierto –para lo que van a terminar usándolo- y le toca en las
tribunas superiores, muy probablemente no va a ver nada, pues al “genio” que
dirigió ese monumental bodrio se le ocurrió poner enfrente de esos asientos unos
palcos en forma de torre que obstruyen por completo la visibilidad hacia las
porterías. Una obra, valga apuntarlo, con todo el sello de “garantía” de la
“cuatroté”.
Pero no son los únicos defectos de una construcción
que, como es también la “marca de la casa”, se “inauguró” sin estar terminada y
muchas áreas siguen incluso en obra negra. Ni siquiera los vestidores están terminados.
Y al mismo “genio” se le hizo fácil, quizás para ahorrarse dinero en materiales
que de todas formas se reportaron como comprados, hacer las escalinatas y los
asientos lo más reducidos posible. Seguramente pensaron que solamente acudirán
personas muy delgadas, de talla baja y con pies pequeños, que son las únicas
con posibilidad de estar cómodas.
Podríamos seguir
enlistando las irregularidades, fallas y riesgos, como
que los baños se inundan de agua y orines porque el drenaje no
sirve; o que el alumbrado fue mal colocado. Bueno, ni siquiera fueron
capaces de ponerle césped de mediana calidad. Unos cuántos partidos y ya está
destrozado.
El problema, más
allá del embuste a los aficionados a los que el anterior y el actual gobierno
les hacen creer que van a traer futbol profesional a un coso que no está
condiciones de recibirlo, es que eso se hizo con dinero público. Con recursos
que hacen mucha falta en otras áreas. Y que ni siquiera fueron invertidos en
una obra que ofrezca un espacio digno para sus usuarios. Es un enorme fraude,
que en términos gubernamentales implica un daño patrimonial a la hacienda
pública. Y eso no lo dice solo un servidor, sino la Auditoría Superior de la
Federación.
Cuitláhuac García y
su pandilla deberían estar siendo llamados a cuentas por ésta y otras muchas de
las transas que fraguaron en el sexenio anterior. Pero la actual gobernadora
Rocío Nahle solo dice que va a mandar a revisar si el estadio es seguro –que no
lo es- y a modificar lo que esté mal hecho. O sea, a tirar más dinero público
al caño.
Así pasa cuando se
tiene un gobierno “pirata”. Como el estadio.
Taxigate
Que alguien le
explique a la gobernadora que su deber es evitar abusos de los concesionarios
del servicio público, en este caso los taxistas, que hace mucho que cobran lo
que quieren y no solo en Xalapa. Y no, como pareciera que optó, salir con
demagogia a hablar de tarifas de hace un cuarto de siglo que absolutamente
nadie va a respetar, porque tampoco son viables ni realistas.
¿De verdad, no hay
nadie que asesore aunque sea con un poquito de sentido común por ahí?
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
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