EL “PLAN B” EN LA RECTORÍA
Por si algo le faltase a un proceso que ha
perdido toda credibilidad, la renuncia a la Junta de Gobierno de la Universidad
Veracruzana de la profesora María
Angélica Buendía Espinosa le dio en la puntilla a la sucesión
rectoral y evidenció, más que nunca, la manera porril en la que Martín Aguilar
Sánchez pretende ser impuesto en una extensión ilegal e ilegítima del periodo
para el que fue designado hace cuatro años.
El silencio de la Junta de Gobierno ante la
renuncia de Buendía Espinosa,
confirmada de manera extraoficial pero sin ningún posicionamiento, en ningún
sentido, de autoridad universitaria alguna –pero que obedecería a las presiones
a las que se les está sometiendo para que avalen el golpe a la UV-, expone de
manera diáfana la magnitud de una crisis cuyo único responsable es Martín
Aguilar. Además, por supuesto, de quienes lo empinaron y embarcaron en una misión
suicida.
Las manifestaciones de repudio a la intentona
golpista de Martín Aguilar han sido contundentes y generalizadas desde la
semana pasada. Y si no se expresaron de manera masiva en la protesta del pasado
lunes en la explanada de rectoría y en la plaza Lerdo, fue porque existen
amenazas contra el personal docente y administrativo, al grado de condicionar
su permanencia en su trabajo –con la complicidad de sus respectivos
sindicatos-, así como contra los estudiantes, a los que se les intimida con la
posibilidad de darles “muerte académica” si se manifiestan contra el aspirante
a dictadorzuelo.
Aun con ello, todo indicaría que es inminente
que la Junta de Gobierno apruebe la prórroga de Aguilar Sánchez y consume una
imposición cuyas consecuencias no se acaban de dimensionar, pero que
implicarían de entrada la judicialización de la sucesión en la rectoría de la
UV y su caída en una espiral de inestabilidad, pues los aspirantes que en su
legítimo derecho han manifestado su intención por contender por el cargo, como
Marisol Luna Leal, Jorge Manzo Denes y Rafael Vela Martínez, no piensan
quedarse cruzados de brazos.
Si los aspirantes se amparan aduciendo la
ilegalidad de la prórroga y de la supuesta “consulta” que la Junta de Gobierno
se inventó para encauzar la imposición, la permanencia de Martín Aguilar al
frente de la rectoría sería insostenible. Pero incluso en un escenario en el
que se le cayera la extensión del periodo, el grupo que lo impulsa tiene un
“plan B”: la
secretaria de Desarrollo Institucional de la UV, Jaqueline
Jongitud.
Desde que estuvo en la Junta de Gobierno
entre 2016 y 2019, Jaqueline Jongitud tejió alianzas y favores que le
permitieron concentrar un gran poder dentro de la Universidad, al grado de
poner y quitar miembros de la misma Junta, como José Antonio Seade Kuri,
hermano del actual embajador en China Jesús Seade, y quien jugó un papel
fundamental en la designación como rector de Martín Aguilar en 2021. Incluso,
se terminó casando con él apenas el pasado mes de diciembre de 2024.
Jongitud también operó para colocar en la
Junta de Gobierno a su actual presidente, José Manuel Pinos Rodríguez, el 22 de
junio de 2023. Con él, pacta la acometida para imponer la prórroga de Martín
Aguilar o, en su defecto, su propia llegada a la rectoría.
Desde
la Secretaría de Desarrollo Institucional universitaria, Jaqueline Jongitud
controla los temas académicos, la obra pública y las finanzas de la UV, lo que
le ha permitido obtener varios favores políticos a cambio de plazas de
investigador, como con el propio Pinos y su amigo personal Irving Uriel López Bonilla. Y por si fuera poco, fue denunciada por
violencia laboral y vulneración de la integridad personal de una de sus
colaboradoras, lo que le valió la recomendación 004/2025 de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos, misma que de manera inaudita fue rechazada por la UV.
Jaqueline
Jongitud es el “plan B” del grupo que se pretende enquistar, sí o sí, en la rectoría
de la UV, por si el anodino Martín Aguilar se vuelve desechable.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario