SÍ PODÍA SABERSE
Fotografía: archivo |
Es importante tener presente que las
agresiones verbales que el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador lanza
todo el tiempo en contra de quien ejerce su libertad de expresión y su derecho
a disentir y criticar a su gobierno, no son algo nuevo ni que no pudiera
saberse que ocurriría al llegar al poder.
Intolerante ante el mínimo señalamiento sobre
su incongruencia, la corrupción a su alrededor de la que “nunca sabe nada” o
sus pactos con impresentables y hasta con conocidos delincuentes, dicha actitud
ha acompañado a López Obrador desde hace varios años y no se molestaba mucho en
disimularla, ni siquiera en los momentos en que hacía proselitismo, cuando los
candidatos lo que buscan es quedar bien, mostrar una faceta amable –aunque sea
falsa- y proyectar una imagen positiva ante la ciudadanía.
De mecha corta, López Obrador nunca ha tenido
reparo en demostrar el desprecio que siente por los periodistas que no lo
adulan, por los que no le celebran todo lo que dice y hace y que no lo
justifican hasta la más vergonzosa ignominia. Contra ésos guarda un
resentimiento profundo que no duda en expresar a la menor provocación. A él, le
gustan los que son obedientes y sumisos, prestos para salir en su defensa hasta
en las situaciones más absurdas, como sucedió con el “affaire” de la repuesta
“diplomática” que envió al Parlamento Europeo la semana pasada.
Las falacias sobre el “injerencismo” y el
“colonialismo” con que López Obrador y sus facilitadores y textoservidores
evadieron los señalamientos del Parlamento Europeo difícilmente podrán endilgarse
a Bachelet, mujer de izquierda y de reconocido prestigio internacional en
materia de defensa de derechos humanos. A pesar de lo cual no es de dudarse que
también sea llevada al “pelotón de fusilamiento mañanero” y de ahí al
linchamiento de las hordas “cuatreras” en medios y redes.
Pero como se señaló al principio, esto nunca
fue un secreto. Sin ir muy lejos, en 2017, siendo todavía dirigente nacional de
Morena, en sus giras por Veracruz López Obrador acusaba a los reporteros que le
cuestionaban las corruptelas de diputadas de su partido como Eva Cadena, de ser
“voceros de la prensa inmunda” y de recibir sobornos del gobierno estatal, en
aquel entonces en manos de Miguel Ángel Yunes Linares. Con la misma ligereza e
irresponsabilidad que hace ahora.
En mayo de 2017, en la Rúbrica se publicó,
precisamente en el contexto de esa actitud intolerante, lo siguiente: “Es
preocupante que en el contexto de violencia cada vez más generalizada contra
los periodistas en México, un líder de masas como Andrés Manuel López Obrador
recurra a la violencia verbal contra quienes simplemente hacen su trabajo en
los medios de comunicación, sin querer darse por enterado de la necesaria
pluralidad editorial y de ideas que existe en los mismos, que a su vez es
reflejo de la que hay entre la propia sociedad. Ni todo México es su seguidor,
ni los periodistas tienen por qué aceptar sin mayor cuestionamiento sus dichos
y actos”.
“Lo más grave es que Andrés Manuel López
Obrador tiene amplias posibilidades de ganar la elección presidencial el año
que entra. Si como dirigente partidista insulta a los periodistas y hasta
intenta decirles qué sí y qué no deben publicar, ¿qué puede esperarse el
periodismo libre si llega a la Presidencia de la República?”.
Pues ya lo estamos viviendo. Y sí podía
saberse.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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