DUARTISMO ASESINO
Fotografía: archivo |
La más reciente revelación sobre las
corruptelas del duartismo debería indignar a niveles de la abominación hacia
quienes se atrevieron a pisotear de esta manera a los veracruzanos.
El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares dio
a conocer que tras realizar pruebas de laboratorio, se confirmó que niños veracruzanos
enfermos de cáncer que acudieron a tratamiento en el Sistema Estatal de Salud, lo
que en realidad recibieron fue agua destilada en lugar de los medicamentos de
quimioterapia que requerían.
Esto significa una demencial
irresponsabilidad de las anteriores autoridades estatales, cuyas consecuencias
fueron, por lo menos, exponer a la muerte a los menores que fueron engañados,
cuando no propiciar directamente decesos de niños por los que, hasta el
momento, nadie está siquiera respondiendo. Ya no digamos purgando una condena.
Aunado a ello, Yunes
Linares afirmó que encontraron bodegas que albergaban grandes volúmenes de medicamentos
caducos, lo que además de representar pérdidas millonarias para el erario
estatal, significa que mientras miles de veracruzanos no tuvieron acceso a la
salud alegándose que había desabasto, las medicinas se dejaban pudrir
deliberadamente.
El desastre del sector salud estatal no es
algo que haya descubierto Miguel Ángel Yunes Linares. Desde hace bastante
tiempo era público el deplorable estado de los servicios médicos en toda la
entidad, gracias a los salvajes desfalcos que se propinaron a las partidas
presupuestales federales y estatales del ramo, del orden de los dos mil 500
millones de pesos, mismos que fueron detectados y denunciados por la Auditoría
Superior de la Federación por lo menos desde el año 2014.
No es exagerado afirmar que lo hecho por Javier
Duarte y sus cómplices en el tema de la salud pública es monstruoso, dantesco,
y por lo cual merecen ser llamados asesinos. Jugar con la vida de millones de
veracruzanos, condenarlos a un sufrimiento indecible y en muchos casos a la
muerte por desviar el dinero que era para sus medicinas, y en su lugar usarlo
para financiar campañas políticas, sobornar a supuestos opositores y
aduladores, y amasar fortunas espeluznantes, no tiene perdón y merecería un
castigo equiparado a los que se aplican por crímenes de lesa humanidad.
No sólo no hay tal. Javier Duarte de Ochoa
está por cumplir cien días prófugo de la justicia, en algún otro país, a donde
lo dejaron escapar de manera descarada. Y ninguno de sus cómplices, ni uno
solo, está ya no digamos en la cárcel, sino ni siquiera sometido a proceso por
las autoridades de todos los órdenes que prometieron desterrar la corrupción y
castigar los abusos que se cometieron en este estado. Algunos de ellos incluso se
pasean como si nada por Veracruz, como si siguieran en el carnaval de excesos
que supuso el fide-duartismo.
Quizás lo más doloroso sea la indiferencia de
la gente, que a pesar del horror de éstos y otros muchos hechos que se han
documentado en su oportunidad, ni siquiera se conduele de la desgracia que se
provocó en seres humanos que luchaban por su vida, y casi han colocado en el
cajón del olvido lo que ocurrió en Veracruz estos últimos años.
“No olvido, no perdono, no amnistía” dijo
Miguel Ángel Yunes Linares en su toma de posesión como gobernador de Veracruz
el pasado 1 de diciembre. Seguimos esperando.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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