INQUISIDORES LEGISLATIVOS
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Fotografía: archivo |
Mientras
en el mundo occidental se avanza hacia legislaciones mucho más progresistas y
proclives a la equidad, el respeto a los derechos humanos y a la diversidad, en
Veracruz la clase gobernante hace gala de su tendencia a la regresión autoritaria
y a la intolerancia.
Este
martes 17 de mayo, el presidente Enrique Peña Nieto anunció el envío de una
iniciativa de reforma al artículo 4to de la Constitución
General de la República para reconocer en la Carta Magna los matrimonios
igualitarios como un derecho humano. ¿Y esto qué significa?
La figura de los matrimonios
igualitarios proviene de un criterio de jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, que consideró inconstitucional definir los matrimonios
únicamente como la unión de un hombre y una mujer.
La Corte determinó que “bajo ninguna
circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su
orientación sexual”, lo que abrió la puerta para legalizar las uniones civiles
entre personas del mismo sexo.
Sólo que a pesar del criterio de
la Suprema Corte, en varios estados, entre éstos particularmente el de
Veracruz, sus congresos han evitado a toda costa abordar el tema e incluirlo en
su legislación local, a pesar de que se han presentado iniciativas al respecto.
Es el caso de la del diputado de Movimiento Ciudadano Cuauhtémoc Pola Estrada
en la LXIII Legislatura local veracruzana, que fue mandada a la “congeladora”
por la mayoría priista y sus aliados, que han demostrado ser más “papistas que
el Papa”.
Pero con la reforma propuesta por
Peña Nieto, no van a tener de otra. La iniciativa presidencial contempla una
reforma al Código Civil Federal que, a su vez, obligará a modificar los códigos
civiles de los estados, bajo el precepto de que ninguna ley local está por
encima de los ordenamientos federales.
La actitud de los legisladores
veracruzanos al ignorar criterios de jurisprudencia como el citado no extraña.
Estos diputados -con sus poquísimas excepciones- son un manojo de prejuicios,
que a la primera amenaza de “castigo divino” por cualquier legislación que
moleste al alto clero, esconden la cabeza en la tierra, como las avestruces.
El mejor ejemplo de ello es la
reforma antiaborto temporalmente detenida en el Congreso de Veracruz, que da
pie a la criminalización de las mujeres que decidan interrumpir un embarazo, y
para cuya aprobación y ratificación la Iglesia Católica ha presionado de manera
inaudita, rebasando los límites de la legalidad al entrometerse descaradamente
en el proceso electoral en curso fustigando a los candidatos que no compartan
su medieval visión acerca del tema.
Ello también es posible gracias a
que Veracruz tiene un gobernador de ideas ultraconservadoras, al que le
interesa quedar bien con el clero católico -aunque se le olvidó aquel
mandamiento que dice “no robarás”- y que mientras conculca derechos humanos con
una mano, se santigua con la otra.
En muchos sentidos, Veracruz vive
en un rezago brutal. Pero en lo que respecta a legislación en materia de
derechos humanos de los grupos vulnerables, las mujeres y las minorías -que ya
no lo son tanto- va decididamente en sentido contrario al curso de la
historia y del mundo.
Por
ello, entre otras cosas, es tan importante decidir por quién votar en los
próximos comicios para que llegue al Congreso local. Veracruz no necesita más
inquisidores.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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