SIMULACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Fotografía: archivo |
Si
algo ha contribuido a dejar crecer la crisis humanitaria que padece Veracruz en
términos de seguridad y respeto a los derechos humanos de todos los habitantes
de la entidad, es la debilidad institucional de los organismos que deberían
atender y defender las garantías constitucionales de los ciudadanos.
Es
el caso de los órganos supuestamente autónomos que deberían velar porque los
derechos civiles y la dignidad de los sectores puestos bajo su tutela y
jurisdicción fueran respetados, antes que nada, por la propia autoridad.
Sin
embargo, en los hechos sucede todo lo contrario. La autonomía de estos
organismos es de membrete, pues en realidad están sujetos a los intereses del
Ejecutivo estatal, de quien dependen los nombramientos de quienes acceden a
cargos directivos en dichas instituciones.
Como
es público, el pasado 8 de marzo, en las instalaciones de la Academia Estatal
de Policía de El Lencero, el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez
Zurita, ofreció un desayuno para “festejar” el Día Internacional de las Mujeres
con las policías de la corporación que encabeza.
Más
allá de la discusión sobre si debe o no festejarse esa fecha -a juicio de quien
esto escribe, debe conmemorarse un hecho de sangre que fue lo que dio origen a
tal efeméride-, lo que sucedió ahí fue un acto totalmente execrable, misógino y
degradante para todas las mujeres, así como revelador de la ignorancia del
secretario de Seguridad Pública.
Arturo
Bermúdez contrató a un cómico que se dedicó a hacer chistes sexistas, vulgares
y discriminatorios. Y lo peor de todo. Utilizó a elementos de la Fuerza Civil
-el organismo de élite de la Secretaría de Seguridad Pública, el que se supone
tiene la más alta preparación y entrenamiento- para que bailaran semidesnudos
encima de las mesas y “agasajaran” a las damas presentes haciendo striptease.
El
pasado fin de semana, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) condenó
estos hechos y fustigó a Bermúdez Zurita. “La CNDH condena enérgicamente ese
tipo de actuaciones, porque no contribuyen a mejorar la situación actual de la
mujer, sino que perpetúa estereotipos y lenguaje sexista”, reza el comunicado
correspondiente.
El
organismo conminó al funcionario a que “contribuyamos con nuestros mensajes y
actos a alcanzar la igualdad de género, para poner fin a la discriminación y la
violencia contra las mujeres, adolescentes y niñas, y garantizar la igualdad de
participación y oportunidades en todas las esferas de la vida. Como sociedad no
podemos seguir permitiendo que en nuestro país aún existan lastimosamente
costumbres sociales, prácticas reiteradas que relegan a la mujer a una posición
de subordinación y desigualdad, colocándola, en consecuencia, en una situación
de desventaja en comparación con el hombre. Violaciones que se desarrollan en
un ambiente de desigualdad y discriminación”.
En
cambio, la postura de la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos
(CEDH), Namiko Matzumoto Benítez, fue radicalmente distinta. Dijo que en tanto
no exista una queja de parte de alguna mujer ante ese organismo “autónomo”, no se
abrirá una investigación ni se emitirá recomendación ni condena alguna contra
la Secretaría de Seguridad Pública, pues según ella, no pueden actuar de oficio.
Como
tampoco actuó la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas -de la
que Namiko Matzumoto fue secretaria ejecutiva desde su fundación hasta hace
poco más de un mes- mientras se masacraba reporteros en Veracruz, ante la
complacencia de la autoridad.
No
basta con que la presidenta de la CEDH considere “condenable”, a título
personal, la violación de derechos humanos en Veracruz. Su obligación es actuar,
señalar cualquier acto de esta naturaleza y exigir castigo.
Pero
el problema de origen de este tipo de órganos del Estado es que responden a los
intereses del poder y no a los de los ciudadanos. Y las consecuencias de este
tipo de simulación, están a la vista.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario