BERMÚDEZ SABÍA
Fotografía: Yerania Rolón |
Verdaderamente
graves las declaraciones del presidente municipal de Playa Vicente -municipio
del que eran residentes los cinco jóvenes secuestrados y desaparecidos en
Tierra Blanca- Abdón Márquez.
De
acuerdo con el Alcalde, denunció personalmente ante el secretario de Seguridad
Pública estatal, Arturo Bermúdez Zurita, la actuación de la policía estatal en
esa zona y en particular, la del delegado Marcos Conde Hernández, hoy preso por
su responsabilidad en la desaparición de estas cinco personas a manos de
elementos policiacos.
El
Munícipe relató que expuso a Bermúdez Zurita que desde 2014, Marcos Conde
“levantaba” jóvenes en un retén de la policía en Playa Vicente, a los cuales o bien
regresaba en deplorables condiciones tras de interrogarlos y torturarlos, o de
plano ya no los volvían a ver.
Debido
a esta situación, Abdón Márquez solicitó una audiencia con el Secretario de
Seguridad Pública, a quien le habría dicho que “ese Marcos Conde es un
policía malo, se dedica a hacer ese tipo de ilícito, se dedica a
entregarlos a la banda organizada”.
La actitud de Arturo Bermúdez ante la denuncia, según el Alcalde,
fue limitarse a escuchar y, más tarde, cambiar a Marcos Conde de Playa Vicente
a Tierra Blanca, donde continuó operando de la misma manera, como quedó
evidenciado con el caso que tomó relevancia a nivel nacional, pero que
ciertamente no fue el único ni el primero en el que se vio involucrado este
hombre y la policía estatal bajo su mando.
“La situación se da porque (los policías) operaban con total
impunidad, por lo tanto detuvieron a los muchachos, los interrogaron, los
golpearon y luego dice (el octavo policía detenido) que decidieron matarlos y
desaparecerlos”, narró el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de
Gobernación, Roberto Campa Cifrián, a cargo de las investigaciones del caso
Tierra Blanca.
“El origen de esta situación es que los grupos delictivos, muchas
veces en connivencia con corporaciones del Estado, están en la suposición de
que desaparecer a sus víctimas significa desaparecer el delito. Esta convicción
de los delincuentes es precisamente por la situación de impunidad, porque en
otras ocasiones han desaparecido personas y no ha ocurrido nada”, agregó en una
entrevista el funcionario federal.
Y
como en este caso, los testimonios de corrupción, muerte e impunidad abundan
por todo el territorio veracruzano. La complicidad de elementos de las
corporaciones policiacas con grupos delincuenciales está más que documentada.
Pero no pasa nada. Ni siquiera un extrañamiento para la autoridad estatal
veracruzana, para la cual esta situación es apenas “una cosa mala entre 99
buenas”.
¿Qué
más tendría que pasar para que se llame a cuentas a los responsables del
desastre de la seguridad en el estado de Veracruz? De verdad, no lo sabemos. Pareciera
como si el estado y sus habitantes estuviéramos condenados.
Arturo
Bermúdez sabía. Y no hizo nada. Ahí están las consecuencias.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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