GOLPE MORTAL A LAS LIBERTADES Y LOS DERECHOS HUMANOS
Imagine que un día, a un gobierno –del
partido que fuere- se le ocurre mandar una iniciativa de ley para prohibir en
la Constitución de la República que vote y sea votada para cargos de elección
popular cualquier persona que no esté dada de alta en Hacienda, por mencionar
un supuesto.
Esa iniciativa es aprobada contra viento y
marea gracias a que el partido en el gobierno cuenta con una mayoría calificada
en el Congreso de la Unión, y dada esa condición desoye todos los
cuestionamientos acerca de que se trata de un acto de discriminación que atenta
contra el derecho de toda la ciudadanía a votar y ser votada.
Lo primero que viene a la mente es que los afectados
busquen revertir esa decisión autoritaria y, a todas luces absurda, acudiendo a
las instancias legales que se encargan de defender sus derechos humanos y
políticos, dentro y fuera de México. Pero resulta que otra ley aprobada por ese
mismo partido –o por otros que le hayan antecedido en el ejercicio arbitrario
del poder- impide que se pueda impugnar una reforma constitucional, aunque
violente derechos humanos, aunque haya quebrantado el proceso legislativo y
aunque esté hecha con las patas.
Pues eso está ocurriendo en el México del
“segundo piso de la transformación”, en el régimen más destructor de la
historia. En medio de la batalla legal de la reforma judicial que desbarata la
división de poderes en México y de la resistencia desde el Poder Judicial a
través de las herramientas jurídicas de que dispone, los senadores de Morena
presentaron una iniciativa de reforma que busca precisamente eso: evitar que
una enmienda a la Constitución que atenta contra el derecho a la justicia pueda
ser impugnada y echada abajo. Y más allá.
La reforma impulsada por los coordinadores de
Morena en el Senado, Adán Augusto López, y en la Cámara de Diputados,
Ricardo Monreal, así como por el presidente de la Cámara alta Gerardo
Fernández Noroña, plantea modificar el artículo 105 de la Constitución para
señalar que “son improcedentes las controversias constitucionales o
acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto controvertir las
adiciones o reformas a esta Constitución, incluyendo su proceso
deliberativo, legislativo y correlativa votación, así como aquellas que busquen
controvertir las resoluciones o declaraciones de las autoridades competentes en
materia electoral”.
También se modifica al artículo 107,
prácticamente volviendo inoperante el amparo, el cual no procederá “contra
adiciones o reformas a esta Constitución” en los mismos términos que el
anterior numeral.
Pero quizás la peor de todas las enmiendas
que contiene la iniciativa de las tres ex “corcholatas” presidenciales es la
del artículo 1 de la Constitución, el que protege los derechos humanos, que
serían gravemente amenazados.
La redacción propuesta por los autócratas
morenistas para el artículo 1 establece que “las normas relativas a los
derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con
los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia, pero en ningún caso pueden ser inaplicadas
por el control de convencionalidad”.
Las intenciones manifiestas del régimen
morenista, el que se promueve como dizque progresista, van más allá de someter
al Poder Judicial y pulverizar la división de poderes. Es la implantación, sin
ambages, de una autocracia que limita –y que si quiere, puede suprimir- los
derechos humanos y no acepta arbitrajes externos en nombre de la “soberanía”
con la que han llenado sus discursos todas las dictaduras de la historia.
Y para que no quede duda de su gravísimo
talante autoritario, la reforma se propone sea retroactiva, al disponer que
cualquier juicio, recurso o consulta en trámite “en los que se haya cuestionado
la validez de una adición o reforma a esta Constitución, por su forma,
procedimiento o fondo” quedarán “sin materia y serán sobreseídos”. Precisamente,
en contra de uno de los principales principios del derecho, que establece que
ninguna ley puede ser retroactiva en prejuicio de los ciudadanos.
El morenato se quitó finalmente la máscara,
se revela cuan gorilesco es y está por asestar un golpe mortal a las libertades
y a los derechos humanos en México, concentrando el poder de manera grotesca
para hacer lo que le venga en gana. Y con eso cargarán sobre sus espaldas
Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y todos quienes, por obra u
omisión, facilitaron y hasta aplaudieron salivando la restauración autoritaria que
lamentarán toda la vida.
Si no es una dictadura, ¡cómo se le va
pareciendo cada vez más!
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
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