ULTRASIMULADORES
Fotografía: archivo |
De un tiempo a la fecha, la clase política
que hoy gobierna actúa con un nivel de cinismo y desfachatez que ya ni el
priismo mostraba en sus mejores tiempos, pues éstos le daban cierta importancia
al cuidado de las formas.
Pero en la era de la autoproclamada “cuarta
transformación” ni siquiera eso se pondera. Constantemente se evidencian en sus
contradicciones, su verborrea discursiva y su gigantesca incongruencia
política, exhibida en la misma clase de excesos que criticaban de sus
antecesores en el poder.
El enlace matrimonial del “brazo ejecutor”
del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la consejera del -sistemáticamente
satanizado por el régimen- INE se llevó a cabo el sábado en la ciudad de
Antigua, Guatemala, en el Hotel Casa Santo Domingo, que como documentó el
diario Reforma se trata de un espacio de lujo. Razón por la cual a los más de
200 invitados se les pidió discreción y que no publicaran fotografías del
convite en las redes sociales.
¿Tiene algo de malo que alguien organice una
fiesta lujosa para celebrar su boda, pagándola con sus recursos? En el mundo
normal no. Pero en la órbita de los prejuicios y condenas pseudomorales del
lopezobradorismo y la “4t” es equivalente a una especie de “pecado social”. O
al menos eso le han hecho creer a sus más fieles seguidores, aquellos que les
compran su retórica barata y no se cuestionan todas las incongruencias con que
cotidianamente intentan embaucar a la población.
Una de las asistentes a lo que se suponía una
feliz celebración terminó defenestrada: la ahora ex secretaria de Turismo del
gobierno de la Ciudad de México, Paola Félix Díaz,
quien fue retenida durante cinco horas en el Aeropuerto Internacional La Aurora
de Guatemala porque a una de las personas con las que viajaba “se le olvidó”
declarar que llevaba consigo 35 mil dólares en efectivo. Esa persona no era
otro que el dueño del periódico El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, medio
que constantemente es tachado por el presidente López Obrador como parte de la
“prensa conservadora” que lo “ataca”.
Originalmente se difundió la versión de que
era Paola Félix Díaz quien llevaba la “dolariza”. Sin embargo
y a pesar de acreditarse que no fue así, de todas maneras fue removida de su
cargo. Pero no por haber abandonado su responsabilidad exactamente el fin de
semana que se celebró el acontecimiento más importante del año en términos
turísticos para la Ciudad de México, el Gran Premio de la Fórmula 1, sino
porque cometió el “error” de aceptar el “aventón” a Guatemala en el avión
privado rentado por Ealy Ortiz, de cuyo diario es colaboradora.
“Le echaba ganas, cometió un error al haberse
subido a un avión privado. Eso se acabó, en el gobierno de la ciudad nada de
usar aviones privados”, dijo lapidariamente la jefa de Gobierno Claudia
Sheinbaum, nuevamente con los prejuicios por delante.
Prejuicios que ya no mostró, por cierto, para
apoyar desde el gobierno al Gran Premio de México, que al inicio del sexenio
también fue atacado por la retórica oficial por “fifí”, pero al que en esta
edición se dieron cita varios “notables” de la “4t”, como el dirigente nacional
de Morena Mario Delgado, captado en una zona del autódromo “Hermanos Rodríguez”
en la que los boletos para presenciar la carrera costaron la friolera de 50 mil
pesos ¡cada uno! Así, “austeramente”.
El mismo Mario Delgado al que sus detractores
dentro del propio régimen le achacan la que quizá sea la peor muestra del
engaño en la narrativa del lopezobradorismo: este fin de semana se afilió a
Morena Manuel Espino Barrientos, con el objetivo de ser candidato de ese
partido a la gubernatura de Durango.
Ese mismo que fue dirigente nacional del PAN
cuando la elección de 2006 que supuestamente le “robaron” a López Obrador; el personaje
que ha aceptado públicamente su pertenencia al “Yunque”, organización
emblemática de la ultraderecha más conservadora de México, cuya agenda es
cualquier cosa menos coincidente con la un partido de “izquierda progresista”.
Un político que sin pudor alguno le levantó la mano indistintamente a Felipe
Calderón, a Enrique Peña Nieto y a Andrés Manuel López Obrador.
¿Distintos? Solo en lo desvergonzados, en lo
que han demostrado que no hay quien les gane.
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