LA AGENDA LA IMPUSIERON LOS CRIMINALES
Fotografía: Costa Veracruz |
A tres días de concluir las campañas
electorales y a una semana de los comicios, el ambiente es tenso, la violencia
no deja de rondar y eso podría ser determinante para las votaciones.
De por sí, las elecciones federales
intermedias no generan gran interés entre el electorado, que suele abstenerse
en porcentajes generalmente altos. Si a eso se suma el tema del riesgo de
violencia, pues la participación en las urnas podría verse mermada todavía más.
Algunos escenarios al respecto ya se están
estimando. De acuerdo con la Calculadora Electoral de la Universidad de las
Américas Puebla (UDLAP), el porcentaje de abstención en las elecciones
federales llegar a alcanzar hasta un 55 por ciento. Lo que representaría
pésimas noticias para la aspiración de alcanzar un equilibrio en el reparto de
poder.
El escenario de una alta abstención es el
ideal para los partidos y candidatos que cuentan con los recursos suficientes
para movilizar sus estructuras electorales. Y éstos suelen provenir de los
distintos gobiernos, que está a la vista cómo se han entrometido de manera
burda en el proceso, empezando por el de la República y pasando por los de los
estados y los municipios. Nadie ha estado exento, aunque el poder e influencia
presidenciales se han hecho sentir con mucha mayor intensidad, por razones obvias.
La falta de interés y hasta de compromiso por
ejercer lo que sin duda representa un derecho pero también una importante
obligación, como lo es acudir a las urnas a elegir representantes y
gobernantes, no solo es atribuible a las causales antes mencionadas. Las
“propuestas” políticas que se han presentado durante las campañas han sido, en
la generalidad, deplorables.
Desde el ataque vacío a los oponentes hasta
la autorridiculización de candidatos que parecería que aspiran a obtener un
lugar en un concurso de baile, en una serie de TV o en un circo y no en una
cámara legislativa –aunque a veces tampoco hay demasiadas diferencias-, las
campañas han transcurrido con mucha pena y nada de gloria. Y así, ¿cómo
convencer a la gente de salir a votar?
Y no es que no hubiese asuntos sobre los
cuales pronunciarse y proponer hacer cosas diferentes. La parálisis económica
del país, la violencia criminal, la violencia feminicida, el freno al
desarrollo científico y tecnológico, la militarización del territorio nacional,
el desmantelamiento de instituciones útiles y fundamentales, los riesgos para
la libertad de expresión, los derechos reproductivos, la caída del empleo, la
devastación medioambiental, son apenas algunos temas de una larguísima lista
que pudieron abordarse, pero que o se tocaron por “encimita” y con ignorancia,
o de plano se ignoraron.
La tónica de las campañas la marcó, por
desgracia, la violencia generalizada que alcanzó a varios candidatos y de la
cual no hubo autoridad alguna que se hiciera cargo. La agenda la terminaron
imponiendo los criminales y eso de ninguna manera debería ser tomado a la
ligera. Es tan preocupante como el hecho de que a partir de ello, también
impongan legisladores, ediles y gobernadores.
Lo que podría llegar a levantar un poco el
interés del electorado en los comicios por venir es, precisamente, que además
de diputados federales y locales también se elegirá a la totalidad de los
ayuntamientos de 30 entidades federativas y se renovarán 15 gubernaturas. Las
elecciones locales son por antonomasia las que despiertan mayor interés
ciudadano y podrían ejercer un efecto de arrastre para las legislativas, en las
cuales, irónicamente, es en las que en realidad se juega el futuro el país.
Pero precisamente por el mismo motivo, los
comicios municipales son también los que mayormente le importan al crimen
organizado, de ahí que la violencia se ha centrado en ese nivel.
Estamos en la recta final electoral. La
sangre no debería llegar al río.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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