CRISIS DE VIOLENCIA, COMUNICACIÓN Y LIDERAZGO
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Fotografías: tomadas de redes sociales |
Este fin de semana, Veracruz vivió jornadas
de terror en sus regiones central y sur, como consecuencia de una virulenta
reacción de las bandas del crimen organizado que operan en la entidad.
La imagen de camiones de carga pesada en llamas
con las iniciales de un grupo delincuencial, así como las narcomantas con
mensajes amenazantes para el gobierno, dieron la vuelta al país a través de los
medios de comunicación y las redes sociales durante miércoles, jueves y viernes
de la semana pasada, sin que ninguna autoridad atinara a dar un posicionamiento
que diera alguna certeza a la población de que el gobierno estaba haciendo
algo.
Fue hasta el sábado 16 de marzo, un día
después del narcobloqueo cerca de Córdoba, una semana después de la agresión a
policías en Xalapa y tras varios días consecutivos de ataques y enfrentamientos
entre criminales y elementos de Seguridad Pública estatal en Tierra Blanca y
Jáltipan, que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez expresó una postura
oficial…a través de un comunicado.
En el boletín, el mandatario calificó de
“reacciones desesperadas” del crimen organizado la escalada de violencia de los
últimos días; lamentó la muerte de un elemento de la Fuerza Civil durante los
enfrentamientos e informó que encabezaba ese día la reunión con el mando
operativo de la Coordinación para la Construcción de la Paz.
Sin embargo, la noche del viernes circularon
fotografías de García Jiménez comiendo hot dogs en las calles de Tierra Blanca,
donde “supervisaba” un operativo de seguridad junto con el secretario de
Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros, y por lo cual el gobernador fue objeto de severas
críticas y mordaces burlas en las redes y los medios, logrando exactamente el
efecto contrario al que se perseguía, que –suponemos- era el de crear la
percepción de un gobernante atento y actuante ante lo que se convirtió en una
verdadera crisis. Y no solo de seguridad, sino de comunicación y liderazgo.
Fue hasta este lunes que el gobernador de
Veracruz explicó, en entrevista con Carlos Loret de Mola en su noticiero
matutino, que la reacción ultraviolenta y desafiante de los grupos
delincuenciales se debe al aseguramiento por parte de la policía estatal de
ranchos e inmuebles que estaban en poder de estas células, así como a las
detenciones de algunos de sus miembros. Y sostuvo que la violencia del fin de
semana fue obra no de uno, sino de seis cárteles criminales asentados en
Veracruz, con los cuales, dijo, no pactará.
Mientras tanto, se estima que unas 30
personas fueron asesinadas entre viernes y domingo en varios puntos del estado.
Ya fuera a consecuencia de los enfrentamientos con las fuerzas del orden, como
por hechos delictivos diversos. En la guerra de las percepciones, salió
perdiendo el gobierno, con todo y que se asegure que los operativos han sido
exitosos.
Acciones como la quema de vehículos y la
colocación de mantas con mensajes amenazantes en la vía pública, además de las
balaceras en sí mismas, tienen como objetivo infundir terror entre la
población, el cual se acentúa cuando hay vacíos de información que refuerzan la
sensación de ingobernabilidad, que no se debilita solo porque el gobernante
aparente que todo está bajo control. García Jiménez debe entender que no es
López Obrador, ni siquiera Fidel Herrera, para que le funcionen ese tipo de
trucos propagandísticos.
Si no quiere que el estado se le vaya de las
manos, Cuitláhuac García tiene que asumirse como gobernador y tomar el
liderazgo de las instituciones en situaciones de crisis como la que se vive en
este momento en materia de seguridad, y que es muy similar a los escenarios que
se padecieron en Veracruz en los días más aciagos de 2011 y 2012.
No debería ser necesario recordarle en lo que
terminó aquel gobierno.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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