DIEZ DÍAS DE CAMPAÑA
A diez días del inicio de las campañas
federales, el escenario político-electoral indica lo que pareciera –y sólo
pareciera- una ventaja irremontable de Andrés Manuel López Obrador sobre sus demás
adversarios en la contienda.
La encuesta más reciente publicada por el
diario El Universal/ Berumen y Asociados, registra una preferencia efectiva por
el candidato presidencial de Morena de 42 por ciento, 10.9 puntos porcentuales
por encima del panista Ricardo Anaya, que obtuvo 31.1 por ciento de las
tendencias de voto, y lejos del candidato del PRI José Antonio Meade, que logró
una preferencia de 21.9 por ciento. La “independiente” Margarita Zavala apenas
recaba un 5 por ciento de apoyo.
Por supuesto que esta encuesta (y ninguna
otra, más que la votación en sí) no es concluyente. Pero sí refleja un ánimo
que puede percibirse no sólo en los medios de comunicación o en las redes
sociales, sino en los espacios en los que se desarrolla la vida cotidiana de
los ciudadanos de a pie: permea la idea de que no haya nada que pueda afectar
ya a López Obrador.
Ni los ataques que comienzan a arreciar en su
contra –aunque sin presentar novedad alguna sobre lo que ya se ha dicho sobre
él-, ni su propia incongruencia y convenenciero pragmatismo, que lo ha llevado
a recibir en Morena a toda clase de impresentables con tal de sumar apoyos –y
recursos-, parecen hacerle mella.
El núcleo duro de sus seguidores le profesa
fidelidad absoluta, a prueba de balas. Pero también, importantes franjas
sociales que generalmente no se interesan mucho en la política han decidido ya
que quieren que una opción política diferente gobierne al país, utilizando un
sofisma como argumento: “ya no nos puede ir peor”. Cuando la historia ha
demostrado que siempre se puede caer más bajo.
Con todo y ese escenario triunfalista, que ha
llevado a López Obrador a realizar actos semi-gubernativos –como el debate con
la clase empresarial sobre la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de
México-, lo cierto es que las tendencias habrán de modificarse en cuanto
transcurran las campañas, se celebren los debates entre los candidatos, y los
partidos y el régimen “echen su resto” en las últimas semanas de proselitismo.
De acuerdo con un ejercicio de prospectiva e
investigación cuantitativa realizado por la empresa Think! Mercadotecnia SC, si
bien López Obrador aparece como “el contendiente más fuerte de la elección”, en
el 90 por ciento de los escenarios posibles revisados “la diferencia entre el
primer y segundo lugar es menor a cinco puntos porcentuales”.
En un escenario de una elección competida y
cerrada, entran en juego otros factores que no son tan fácilmente medibles,
pues forman parte de eso que eufemísticamente se llama la “operación electoral”
del día de la jornada, y que no es otra cosa que las estructuras de los
partidos haciendo de las suyas para influir en el sentido del sufragio e
incluso para modificarlo-trampearlo, en función de la vigilancia que exista de
parte de las fuerzas políticas en las casillas. Se trata del “talón de Aquiles”
de los partidos opositores, que generalmente es aprovechado por los que están
en posiciones de gobierno y manejan cuantiosos recursos públicos extra campañas.
El estudio de Think! Mercadotecnia concluye
que “vamos a ver una elección muy cerrada, prácticamente a tercios y con
diferencias en los tres a cinco puntos porcentuales. Donde queda la duda si el
voto útil beneficiará al candidato que sea claramente ubicado en el segundo
lugar”.
Y es que paradójicamente, las posibilidades
de Andrés Manuel López Obrador se ven fortalecidas por la presencia en la
contienda de Margarita Zavala, que a quien le resta votos es al panista Ricardo
Anaya.
Así, López Obrador podría lograr ser el
vencedor de la elección gracias a la esposa de Felipe Calderón, quien en 2006
le arrebató una victoria que –como ahora- creía tener asegurada, en la bolsa.
“Haiga sido como haiga sido”, podría
responderles ahora.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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