EL VOTO DE LA OLIGARQUÍA
Fotografía: Prensa Miguel Ángel Yunes Linares |
Desde hace varias décadas, el sector
empresarial mexicano ha incursionado abiertamente en la política electoral del
país con el objetivo, nunca encubierto, de proteger y privilegiar sus intereses
desde las esferas del poder.
Pero fue a partir de la incursión empresarial
de la década de los 80 del siglo pasado que las campañas políticas, casual o
deliberadamente, comenzaron a encarecerse, al grado de que hoy en día quien
gana una elección, casi invariablemente, es aquel que se gasta carretadas de dinero.
Y dicho gasto no es precisamente en
propaganda, sino en eso que eufemísticamente se llama “operación política” y
que incluye prácticas como la compra y coacción del sufragio, la “movilización”
–mejor conocida como acarreo- el día de los comicios, el soborno a los
representantes de los partidos en las casillas, entre otras lindezas de la
democracia a la mexicana.
En Veracruz, el sector empresarial local no es
ajeno a esa tendencia y ha participado activamente en política desde hace mucho
tiempo. En un principio, más identificado con Acción Nacional, por simple
afinidad de origen, aunque más recientemente dispuesto a jugar en la arena electoral
representando a cualquier partido. Business are business.
El hecho de que los hombres de negocios
tengan presencia en la vida política no es criticable por sí mismo. Al
contrario, como en el caso de cualquier ciudadano, es parte de sus derechos.
Hasta que se cae en los mismos vicios de la clase política tradicional.
Regresando al estado de Veracruz, si una
familia ha estado íntimamente ligada a las elites gobernantes son los Chedraui,
dueños de un imperio comercial que se extiende por todo México y los Estados
Unidos, dedicado a las tiendas de autoservicio y que cuenta además con una
división en el negocio inmobiliario.
A la cabeza de este grupo empresarial, uno de
los más importantes del país, se encuentran los hermanos Antonio y Alfredo
Chedraui Obeso, cuyo peso en el estado los ha colocado siempre cerca de los
círculos de poder, sin importar quien lo ejerza en un determinado momento.
Así, los Chedraui lo mismo eran invitados de
honor en eventos de gran pompa durante el sexenio de Fidel Herrera Beltrán que
en el de Javier Duarte de Ochoa. Y ahora, en el bienio de Miguel Ángel Yunes
Linares, con quien los une una añeja amistad así como su pertenencia a la
comunidad de ascendencia árabe del estado, no es la excepción.
Gracias a sus relaciones políticas, una de
sus hermanas, Irma Chedraui Obeso, fue diputada local y federal lo mismo por el
PRI que por el PAN. Y más recientemente, uno de sus sobrinos, David Velasco
Chedraui, ha seguido sus pasos, incluyendo el del trapecismo partidista.
Velasco Chedraui fue un gris alcalde de
Xalapa abanderado por el PRI con la venia de Fidel Herrera durante su sexenio, así
como diputado local –igualmente mediocre- por el distrito rural de la capital
veracruzana en el periodo de Javier Duarte, también bajo las siglas priistas.
Ahora, gracias a la recomendación de sus tíos
con el gobernador Yunes Linares, David Velasco Chedraui busca ser impuesto
nuevamente en la presidencia municipal xalapeña abanderando a la coalición
PAN-PRD, para lo cual se sacó de la manga un supuesto registro como
precandidato del que nadie se enteró el día que éstos se celebraron, y que más
bien luce como una maniobra de simulación para darle la vuelta a la ley.
El voto de la misma oligarquía empoderada
desde hace años en Veracruz, en donde el cambio prometido también luce como una
miserable simulación, sigue pesando.
Fotografía: Gobierno del Estado de Veracruz |
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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