LA MUERTE QUE RONDA
Fotografía: Sergio Hernández/AVC Noticias |
En
el Veracruz de hoy, transitar por varias zonas del territorio estatal se ha
convertido en un enorme riesgo para quienes tienen la necesidad de trasladarse
de un lado a otro.
Pero
si esos traslados, además, implican indagar el paradero de desaparecidos, cuyos
familiares buscan por su cuenta ante la omisión criminal de las autoridades de
los diferentes órdenes de gobierno, el periplo se convierte en un peligro de
muerte real.
Este
martes, la agrupación denominada Brigada Nacional de Búsqueda de Personas
Desaparecidas acudió a la zona centro del estado de Veracruz para auxiliar a
familiares de personas desaparecidas en esa región, que en los últimos años
vive una verdadera tragedia por la operación de las bandas del crimen
organizado, que lo mismo trafican drogas que secuestran gente de la que no se
vuelve a saber nada.
Junto
con los familiares de los desaparecidos, un grupo de periodistas, entre quienes
estaban Eirinet Gómez, Flavia Morales, Gabriela Rasgado, Yadira Paredes, Sergio
Hernández y Miguel Ángel León Carmona, entre algunos otros, acompañaron al
grupo en la búsqueda de indicios, de rastros de dónde pudieron haber quedado
sus familiares, en una franja territorial comprendida entre los municipios
veracruzanos de Amatlán de los Reyes y Omealca, zona controlada por bandas
delincuenciales desde hace años, donde no hay ley ni autoridad que valga, pues
ésta se desentendió de su responsabilidad hace tiempo.
Lo
que encuentran a su paso por veredas y cañadas, es terrorífico: ropa
ensangrentada, rasgada, con signos de violencia, con el inconfundible olor a la
muerte que ronda.
Como
la de otras regiones del país, la de Veracruz es una tierra que en los últimos
años se ha llenado de cementerios clandestinos, de campos de exterminio de
personas, que lo mismo son enterradas en desolados parajes, que prácticamente
desintegradas para evitar que su rastro lleve a dar con los responsables de un
horror indecible del que nadie quiere tomar nota.
Y
como saben que los familiares están cerca de donde se cometieron los crímenes,
los delincuentes intimidan, se dejan sentir. A fin de cuentas, saben que no hay
autoridad, ni municipal, ni estatal ni federal, que los proteja. Están solos.
“Recibimos
una llamada avisando que al punto que vamos es un lugar caliente, un tiradero
de cadáveres. Aparentemente la gente mala ya se está movilizando. Vamos a ir,
pero que quede bien claro que responsabilizamos al gobierno de lo que nos
pase”, afirma Mario Vergara, líder de la Primera Brigada Nacional de
desaparecidos, tal cual lo consigna en su reportaje Miguel Ángel León Carmona.
¿Cuándo
permitimos los veracruzanos llegar a esta situación? ¿Cuándo le entregamos
nuestra tranquilidad a los criminales? ¿Cuándo se apoderaron de las calles, de
los campos, de los ríos?
Está
de más reclamar al actual gobierno estatal que haga algo, que asuma su
responsabilidad. Pero lo peor es que el gobierno federal tampoco hace su parte,
se desentiende. Es una papa caliente que no quiere tomar en sus manos.
Es
éste, y no otro, el verdadero legado que quedará de los últimos doce años. El
del horror indescriptible.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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