UN DÍA SIN TAXI: SÓLO UN PALIATIVO MÁS
Como
todos sabemos, Xalapa padece un severo problema de vialidad, que ha llegado a
tal grado que está afectando la calidad de vida de quienes vivimos y trabajamos
en la capital del Estado.
Hacia
el final de la administración de Miguel Alemán Velasco como gobernador de
Veracruz, Xalapa ya se había convertido en una ciudad muy complicada para
transitar en horas pico. Incluso, cuando se inauguró hacia 2004 la segunda
etapa del Circuito Presidentes, que se supone sería un gran desfogue de la
carga vehicular de la ciudad, al otro día se llenó de coches.
Desde
entonces se ha pensado en diferentes alternativas para aligerar el tráfico
vehicular que asola a la capital estatal, sin que ninguno represente una
solución de largo alcance.
Se
han construido diversas vialidades, puentes y pasos vehiculares (algunos bien
hechos, otros no tanto y varios muy mal) y el problema sigue ahí. Ni el
libramiento de Xalapa lo ha aligerado. Y no sólo no se contiene, sino que
parece que no deja de crecer.
En
mucho, el aumento indiscriminado del número de vehículos en la ciudad se debió
a que sus habitantes accedieron a planes de financiamiento que les permitieron
comprar un auto de agencia con relativa facilidad y a un ritmo acelerado, mayor
que el del propio desarrollo urbano de Xalapa.
Pero
hubo otro factor que desbordó por completo la capacidad vial de la ciudad:
durante, pero sobre todo al final del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, se
repartieron (vendidas, por supuesto) centenares de concesiones de taxi.
Se
calcula que en Xalapa, que en el último censo poblacional registró poco más de
500 mil habitantes, hay en circulación unos siete mil 500 taxis. Un absoluto despropósito
para una ciudad cuyas calles, en su gran mayoría, son angostas, no aptas para
soportar una carga vehicular tan intensa como la que actualmente padece.
Y
si a eso agregamos las constantes marchas y protestas que regularmente se
realizan cerrando vialidades, la ciudad prácticamente enloquece.
Como
medida para atacar el problema, el actual gobierno estatal pretende un
reordenamiento vial que incluya un programa denominado “Un día sin taxi”, que
es un “no circula” para unidades de alquiler. Un primer experimento de ello se
llevó a cabo en 2011, sin que esté claro cuáles fueron sus resultados, aunque
por la rapidez con la que se le suspendió, seguro no fueron muy alentadores.
Pero
la Secretaría de Gobierno que encabeza Gerardo Buganza retomó la idea y ahora
la aplicará junto con el repintado de las unidades y la colocación de
calcomanías en los vehículos que indiquen cuándo les toca parar.
Desde
ahora, no se ve que vaya a ser más que un nuevo paliativo a un problema que
necesita soluciones de fondo. Ya veremos.
Twitter: @yeyocontreras
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