“AMOR CON AMOR SE PAGA”
Durante todo el infame sexenio de Cuitláhuac
García, fue público, notorio, descarado y por demás cínico cómo se utilizó a la
burocracia estatal para hacer proselitismo en favor de Morena y de sus
candidatos a todos los cargos que se disputaron en ese tiempo.
A través de organismos políticos sostenidos
con recursos públicos, como el multicitado “Unidos Todos” del primo incómodo y
ex subsecretario de Finanzas Eleazar Guerrero, o “Generando Bienestar” del ex
secretario de Turismo y aspirante (dice él) a alcalde de Xalapa Iván Martínez
Olvera, se desvió dinero del erario para financiar acarreos, para llenar plazas
y zócalos, y hasta para votar en los procesos internos de Morena y hacer que “ganaran”,
a la de a fuerza, los perfiles afines al grupo enquistado en el gobierno
veracruzano los últimos seis años.
Otra de las “labores” que los burócratas
–especialmente los de confianza- tenían que realizar “voluntariamente” –so pena
de perder sus empleos-, era “brigadear” en las colonias populares de los
municipios de todo el estado, repartir volantes y pasquines con propaganda de
Morena y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, y asistir a cuanta
convocatoria se les llamara para hacer bulto y “celebrar” con sus jefes las
“victorias” pírricas del régimen de la supuesta “transformación de la vida
pública del país” y de la dizque “revolución de las consciencias”. A la de a
huevo.
Por supuesto, parte fundamental de su
“encargo” el último año fue promover a Rocío Nahle y a varios otros candidatos
de Morena en la pasada elección, en la que además tuvieron que demostrar,
fotografía de por medio, por quién habían emitido su sufragio, lo cual hasta la
fecha –las hordas de orcos guindas en el Congreso de la Unión todavía no han
quitado eso de la ley- está tipificado como el delito de coacción del voto.
Todo lo anterior, junto con el
condicionamiento de los programas sociales clientelares del gobierno –lo que
también sigue siendo un delito, hasta donde se sabe- para que el nuevo partido
oficial ganara sí o sí los últimos comicios, en un operativo de elección de
Estado grotesco, vulgar, como no se veía desde hace tres décadas. Y en el cual
el rol de la burocracia fue clave.
Pues bien. Lo lograron. Rocío Nahle “ganó”
las elecciones –“haiga sido como haiga sido”, diría un clásico- y asumió la
gubernatura el pasado domingo 1 de diciembre, repitiendo, entre otras frases
propagandísticas, que en Veracruz “nos va a ir muy bien”. Solo que no aclaró a
quién es a quien le va a ir bien. Porque a los empleados del gobierno estatal ya
los empezaron a correr.
Este martes comenzaron a circular quejas y
denuncias de despidos arbitrarios en las secretarias de Salud, Educación,
Finanzas, Desarrollo Social, Seguridad Pública, Trabajo, así como en organismos
como las comisiones de Búsqueda de Personas y de Atención a
Víctimas, por mencionar algunas dependencias en las que se hizo visible esta
situación.
“Nos corren porque ya no nos necesitan, solo
nos necesitaron cuando había que ir a los mítines de Morena, ahí nos obligaban
a ir porque nos decían que cuidáramos nuestro trabajo. Y nada más ganaron y nos
mandan a la chingada”, se quejó un empleado al que le tocará una amarga navidad.
Muchos de los afectados son trabajadores que
estuvieron por contrato todo el sexenio, sin generar antigüedad ni derecho
alguno, y que no solo no podrán aspirar a recibir aguinaldo. Ni finiquito les
va a tocar. Menos, una liquidación conforme a la ley.
Los burócratas del gobierno de Veracruz
fueron tratados como carne de cañón electoral, pisoteando sus derechos,
obligándolos a violar la ley para que una nueva oligarquía corrupta se eternice
en el poder. En “agradecimiento” y como “regalo navideño”, reciben una patada
en el trasero y los dejan al garete en fin de año, con la crueldad y
valemadrismo que caracteriza a los déspotas desilustrados del régimen
morenista.
He ahí la verdadera dimensión de la frase
“amor con amor se paga” con la que los engatusaron.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
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