ROBARSE LAS PENSIONES
En medio del ánimo destructor de todo lo
construido los últimos 30 años en México, y ante la imposibilidad de seguir
financiando los desaforados programas sociales, pues se acabaron ya todas las
fuentes de recursos presupuestales, el obradorato va por las pensiones de los
jubilados.
A propuesta de Morena –obviamente-, se
discute en la Cámara de Diputados e incluso se aprobó ya en la Comisión de
Seguridad Social, el dictamen que crea el Fondo de Pensiones para el Bienestar,
cuyos fines serán “recibir, administrar, invertir y entregar los recursos que
le sean aportados conforme a las disposiciones aplicables, pudiendo
establecerse aportaciones adicionales a su patrimonio”.
Según esto, dicho Fondo “brindará a los
institutos de seguridad social los recursos necesarios para procurar que las y
los trabajadores que alcancen los 65 años de edad y cuya pensión sea igual o
menor al monto equivalente al salario promedio registrado en el Instituto
Mexicano del Seguro Social, reciban un complemento a las obligaciones del
Gobierno Federal con relación a (sic) la pensión que se obtenga conforme a las
disposiciones aplicables”.
La “zanahoria” electoral de esta iniciativa
presentada por Morena a la mitad de las campañas –en las que sus candidaturas
no parecen pasar por su mejor momento- es que cada trabajador jubilado
recibiría pensiones de más de 16 mil pesos. Dicho así, suena maravilloso. Sería
la culminación y el punto más alto del obradorato para alcanzar la “justicia
social” que pregona en su propaganda.
Sin embargo, en ninguna parte del mundo el
dinero crece en macetas ni sale de la madre tierra como el maíz. Así que esos
fondos hay que financiarlos de alguna manera y desde algún lugar.
La iniciativa, promovida por el fallido
aspirante a la gubernatura de Puebla Ignacio Mier –quien le anda jugando las
contras a su primo que le ganó la partida en Morena, el marinista Alejandro
Armenta Mier- y por la veracruzana Angélica Ivonne Cisneros Luján –la
responsable de que el anterior gobierno municipal de Xalapa no hiciera nada en
cuatro años, pues todo el presupuesto se le regresaba a la Federación- propone
un “novedoso” esquema para financiar el Fondo de Pensiones para el Bienestar:
prácticamente, confiscar el dinero de los jubilados que se dejen.
El dictamen que se llevará al Pleno señala
que “las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores), las instituciones
que realicen funciones similares de naturaleza pública, así como las administradoras
prestadoras de servicio, deberán transferir los recursos de las subcuentas de
Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez, al momento en que los trabajadores
cumplan 70 años, sin necesidad de resolución judicial, al Fondo de Pensiones
para el Bienestar, debiendo notificar de cada traspaso al Instituto Mexicano
del Seguro Social el mismo día en que se realice”.
Esto, aquí y en China, es robarse el dinero
ajeno. Y no poco dinero. Se calcula que el gobierno pretende apropiarse de 40
mil millones de pesos de fondos individuales para concentrarlos en el Fondo de
Pensiones para el Bienestar, donde se perdería el rastro de a quién le
corresponde cuánto por sus años trabajados. Una especie de “licuadora” de las
pensiones, de la cual el gobierno podría disponer de los recursos como mejor le
plazca.
Desaparecieron los fideicomisos públicos de
ciencia, arte y tecnología; arrasaron con los fondos de estabilización que
heredaron de anteriores administraciones; endeudaron de manera increíblemente
irresponsable al país. Todo, para financiar sus obras faraónicas inútiles y sus
programas clientelares para sobornar a los votantes.
Ahora, el obradorato pretende dar un golpe
durísimo: apoderarse de las pensiones de miles de trabajadores jubilados cuyas
cuentas, según ellos, estén inactivas o no se hayan reclamado. Dinero que le
pertenece a otras personas, pues se lo ganaron con su trabajo.
Ladrones.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras
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