LA “VÍCTIMA”
![]() |
Fotografía: archivo |
Con propios y extraños, a través de sus
sicarios digitales y con los medios “aliados” –mientras exista convenio, por
supuesto-, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del
Estado de Veracruz, Juan Javier Gómez Cazarín, se promueve como el “operador
estrella” de la mal llamada “cuarta transformación” en la entidad.
Como si fuera un logro despilfarrar dinero
que no es suyo –aunque en Morena sí creen que lo es-, Gómez Cazarín ha convertido
al Congreso del Estado en su plataforma de promoción política y, en varias ocasiones,
en un circo al nivel de su vulgaridad.
Tal que si fuese de su propiedad, Gómez
Cazarín ha parado toda clase de iniciativas de ley que no le convienen al
régimen –las de las leyes “Monse” y “3de3 contra la violencia”, por ejemplo-, y
en cambio ha sacado adelante gran cantidad de bodrios que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación le ha echado abajo por malhechos y/o inconstitucionales.
Hacer leyes no es lo suyo, evidentemente.
Lo suyo es medrar con el poder para escalar
posiciones que, de no haber sido por la irrupción de Morena, en su vida habría
soñado alcanzar. Seguiría vendiendo coches o cargando maletas, como en tiempos
de Javier Duarte de Ochoa que no le gusta recordar.
Para ello no ha tenido límites. Lo mismo
engatusó a pobladores de municipios del sur del estado con la supuesta
reapertura de una refresquera –lo cual resultó un fraude descomunal-, que ha
dejado a su suerte a varios aliados que lo ayudaron en sus garlitos –que le
pregunten al alcalde electo de Lerdo de Tejada, preso en el norte del país-.
Acciones que suelen tener consecuencias.
Recientemente se enfrascó en un intercambio
indirecto de dimes y diretes con el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos.
Indirecto, porque se “mensajean” a través de medios y amanuenses a su servicio.
La razón: ambos aspiran a una candidatura y buscan bloquearse mutuamente.
Empero, algo debió salir del fondo de alguna
cloaca que, de buenas a primeras, el por lo regular soberbio Gómez Cazarín
salió a declarar que teme por su vida y que por ese motivo, contrató escoltas
para que lo resguarden.
Eso fue incluso confirmado por el propio
gobernador Cuitláhuac García. Y aunque según él “no es por la inseguridad”,
también advirtió que “nuestra labor política incomoda a algunos grupos y por
eso trae escoltas”. Habría que investigar quién los paga.
¿A quién podría haber incomodado la “labor”
de un diputado local, que se supone está solamente para legislar y, si acaso,
hacer gestiones? ¿Qué se habrá “comido” Gómez Cazarín que ahora lo tiene que
regurgitar? ¿Y así quiere ser candidato a senador y operador de la pretendida
campaña de Rocío Nahle –si Dos Bocas la deja- a la gubernatura?
El miedo no anda en burro. Y el papel de “víctima”
nomás no le queda.
“Menos
mal”
Dos semanas después, la Universidad
Veracruzana y su taciturno rector, Martín Aguilar Sánchez, salieron a dar la
cara por el escándalo de los recortes a las becas de posgrado decretado por la
impresentable directora del “Conacyt con H”, Elena Álvarez Buylla.
Informó la UV que hace tres semanas, el
Conahcyt les dijo que solo 27 de sus 133 programas educativos registrados en el
Sistema Nacional de Posgrado (SNP) eran elegibles para recibir becas, tras de
lo cual negociaron y el número quedó oficialmente en 75.
Sin embargo, 21 de los programas de posgrado
de la UV que están adscritos al SNP definitivamente no tendrán becas este
semestre. “Son muchos, pero bastante menos de la situación imperante hace
apenas dos semanas”, justificaron.
¡Ah bueno!
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario