LA COERCIÓN Y LA CARGADA
Fotografía: Twitter de @_IsabelRomeroC |
Las
últimas semanas hemos sido testigos de grotescos actos de clientelismo político
y de manipulación de las leyes para fines electorales particulares como no se
veían desde los años de “gloria” del otrora “partidazo” tricolor, que si bien
hoy su membrete se ha reducido a su mínima expresión y está en vías de
desaparecer, ha resucitado a través de sus peores prácticas en Morena.
Incluso,
podemos afirmar que el partido que se autodenomina “la esperanza de México”
está superando en mañas a su “abuelo” en desgracia. Eso sí, demostrando con
creces que no son mejores ni diferentes a nadie de los que les han antecedido
en el poder.
El
infame acarreo y coacción de trabajadores del gobierno estatal y de
beneficiarios de los programas sociales para obligarlos a afiliarse y votar en una
elección interna de Morena, se inscribirá en los anales de los peores abusos de
autoridad de la historia moderna de Veracruz. Y aunque ahora crean que no
sucederá y que saldrán impunes, sus responsables tarde que temprano habrán de
rendir cuentas: tanto legales como con la sociedad de la que se han burlado.
Pero
como carecen de frenos y escrúpulos, no han dudado en continuar con su
acelerada carrera de arbitrariedades. No salíamos de nuestro pasmo por la coerción
a los burócratas -con amenazas de despido y/o de pérdida de apoyos si no
acudían a la farsa de elección morenista-, cuando también en “fast track” en el
Congreso del Estado reformaron la Constitución del Estado de Veracruz con
dedicatoria para la secretaria de Energía Rocío Nahle, la “elegida” para
suceder en la gubernatura a Cuitláhuac García Jiménez.
En
realidad, no había necesidad legal de reformar la Constitución local para
habilitar la posibilidad de que la zacatecana sea candidata a la gubernatura de
Veracruz, pues la Constitución federal se lo permite. Pero de lo que se trata en
su caso es de construir una narrativa para concederle -por decreto- una
“veracruzanía” de la que carece no solo por lugar de nacimiento, sino por
arraigo. Y por hechos, pues ni como diputada federal, ni como senadora ni como
funcionaria, Rocío Nahle ha hecho nada por Veracruz.
La
aplanadora legislativa en el Congreso local también se accionó para humillar a
la oposición, haciendo que tres legisladores del PAN abiertamente se mostraran
como lo que de por sí se sabía que eran: unos esquiroles al servicio del
régimen morenista. Se trató de un acto de rudeza innecesaria que desvela, de
igual forma, cuán sobrados y confiados están en el morenismo veracruzano de que
no hay nada que pueda detenerlos.
Eso
volvió a quedar claro este domingo con la gira -inútil en términos
gubernamentales- de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia
Sheinbaum, a la ciudad de Xalapa, a donde no vino a otra cosa que a promoverse
políticamente.
Sin
algo trascendente que abordar en su encuentro con Cuitláhuac García, la visita
de Sheinbaum solo sirvió para que el grupo gobernante en la entidad se
manifestara en la más priista de las “tradiciones” políticas: con la “cargada”
de funcionarios y políticos locales en torno de la aspiración de la jefa de
Gobierno por ser la candidata de Morena para suceder en la Presidencia de la
República a Andrés Manuel López Obrador. No faltó el “besamanos” burdo,
grotesco, prueba de ese retorno al pasado que representa la mal llamada “cuarta
transformación”.
No
hay nada más antidemocrático que la decisión de quiénes serán los próximos
gobernantes se concentre en pocas o incluso en una sola persona. Fue la base de
la hegemonía priista de 70 años. Y el lopezobradorismo está decidido a reclamar
como suya esa herencia. Al final de cuentas, lo que querían era poder hacer lo
mismo que antes criticaban.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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