ESTADO DE DERECHO EN VILO
Fotografía: Daniel Augusto/Cuartoscuro |
Las amenazas contra las instituciones por
parte del ya abiertamente mafioso régimen de la autodenominada “cuarta
transformación” han llegado a un punto de quiebre insostenible.
Las señales son terribles pero diáfanas: un
partido oficial (Morena) que postula como candidato a gobernador a un sujeto
como Félix Salgado Macedonio que, de por sí, encarna lo peor de la clase
política, que desde el Senado ya había amenazado con “desaparecer” a la Suprema
Corte de Justicia de la Nación por no aplicar la ley a “contentillo” y que
encima enfrenta por lo menos cinco denuncias por abuso sexual, y que a pesar de
lo cual es defendido a capa y espada hasta por el propio Presidente de la
República.
Fotografía: EFE |
La respuesta del régimen lo retrata en alta
fidelidad: atacar al árbitro por hacer cumplir la ley, rebasando por mucho los
límites de la mera retórica de campaña para pasar al siguiente nivel: el riesgo
real de su destrucción como organismo autónomo para convertirlo en una grotesca
comparsa, como sucede ya con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación.
Cuando con total impunidad un impresentable que
todos los días demuestra su cariz delincuencial lanza amenazas e incita a la
violencia en contra del Instituto Nacional Electoral y de la integridad física
de sus integrantes sin que nadie lo llame a cuentas ante la ley, sino que por
el contrario desde el poder se le consiente y hasta se le apoya de manera cada
vez menos velada, queda claro que el estado de Derecho está en vilo y con éste,
la vigencia de la de por sí frágil democracia mexicana.
No es una exageración. Luego que en una
concentración callejera Salgado Macedonio amagó este lunes con difundir las
direcciones particulares de los consejeros del INE para que sus hordas los
agredan a ellos y sus familias, la “respuesta” oficial fue una banalidad: un
“llamado” al “orden” y al respeto “mutuo” –como si las autoridades electorales
hubiesen sido las agresoras y no las agredidas- por parte de la secretaria de
Gobernación Olga Sánchez Cordero, quien si tuviera una pizca de dignidad
renunciaría a un cargo que en los hechos no ejerce.
La impunidad, la certeza de saber que no habría
consecuencias ante cualquier transgresión de la legalidad, fue la condición que
principalmente permitió durante décadas la perpetuación del régimen autoritario
priista, cuyas simulaciones democráticas iban acompañadas de sendos fraudes de
todo tipo (políticos, financieros, electorales) que llevaron al país a
sistemáticas crisis que, finalmente provocaron el hartazgo social que se
reflejó en las alternancias presidenciales de 2000 y 2018.
La primera resultó toda una decepción ante la
frivolidad y ausencia de un verdadero compromiso democrático del panista
Vicente Fox, quien prefirió pactar con las fuentes reales del poder en México,
aunque por lo menos construyó instituciones que abrieron los candados de la
opacidad gubernamental.
Sin embargo, la llegada al poder del régimen
de la “4t” claramente apunta a una restauración del más violento autoritarismo
de la mano de un pseudocaudillo mesiánico y megalómano como Andrés Manuel López
Obrador, cuya hechura echeverrista le brota por todos los poros y que en poco
más de dos años se ha volcado a la destrucción del entramado legal que, con
todas las falencias que pudiera tener, permitió entre otras cosas que el actual
grupo gobernante se hiciera de las riendas del país. Lo cual ahora quiere
evitar que suceda de cara al futuro.
La democracia en México está siendo asediada
por una caterva de rufianes que apenas están demostrando lo que son capaces de
hacer.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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