DISCRIMINACIÓN CRIMINAL
Fotografía: Pablo Ramos |
A estas alturas resulta absurdo tener que
explicar el papel fundamental que ha jugado el personal de todo el sector salud
para la atención y contención de la pandemia por la covid-19, tanto en México
como en el resto del mundo.
Y cuando hablamos del sector salud hay que
considerar a todos quienes trabajan en la primera línea de atención en
hospitales, clínicas, consultorios, tanto públicos como privados, y que van
desde los médicos de cualquier especialidad hasta enfermeras, el personal de
mantenimiento, intendencia y limpieza e incluso a quienes reciben en mostrador
a los pacientes.
Absolutamente todos son importantes en esa
cadena y de la misma manera, todos por igual han estado y siguen expuestos
cotidiana y directamente al virus y al riesgo de contagiarse. Las cifras
exhiben la magnitud de lo que han tenido que enfrentar sin descanso y en muchos
casos a costa de su propia vida, desde hace un año.
México ocupa el nada honroso primer lugar en
fallecimientos de personal médico en todo el continente americano a causa del
coronavirus SARS-CoV-2. De acuerdo con el informe más reciente de la
Organización Panamericana de la Salud, entre enero de 2020 y el 10 de marzo de
2021 habían muerto en nuestro país tres mil 534 trabajadores de la salud.
Esta cifra representa el doble que en Estados
Unidos y casi la mitad del total (47.82 por ciento) de todo el continente
americano, que hasta ese corte reporta siete mil 389 muertes de personal
médico. Ni Brasil, a pesar de su desastroso manejo de la pandemia –similar al
de México en irresponsabilidad, mitos y prejuicios- vive un escenario como éste
para su personal de salud.
Por ello resulta increíble, indignante y de
una mezquindad fuera de toda proporción que el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador no solo no haya continuado y completado la vacunación del personal
médico del sector público, sino que se niegue a proporcionar el biológico a los
trabajadores de la salud del sector privado, bajo argumentos grotescos,
irracionales, cargados de prejuicios, resentimientos y complejos que rayan en
el desequilibrio emocional.
“Hasta que nos toque a todos” fue la
respuesta de López Obrador a las demandas de los médicos y trabajadores del
sector privado, pues según él su “estrategia” –si a eso que han estado haciendo
se le pudiese conceder esa categoría- de vacunación “prioriza” a los grupos
vulnerables.
Cabe preguntarse entonces si los maestros
pueden considerarse como un “grupo vulnerable”, ya que al presidente le urge
vacunarlos. La respuesta claramente es negativa. No califican ni de cerca en
estado alguno de vulnerabilidad ante el virus ya que su trabajo lo han seguido
desempeñando a distancia.
Pero lo que sí son los maestros es el gremio
más numeroso del país, sometido en su mayoría a las directrices de sus
sindicatos y que representa un jugosísimo botín electoral para un régimen al
que lo único que le importa es aferrarse al poder a costa de lo que sea. Por
eso el apremio para vacunarlos cuanto antes sea posible, especialmente antes de
los próximos comicios del 6 de junio.
Y como no hay vacunas suficientes –gracias a
la “estrategia” de la “4t” de buscarlas regaladas-, las que llegan se aplican
con criterios políticos y hasta prejuiciadamente ideológicos. Solo así se puede
explicar el claro acto de criminal discriminación al personal del sector
privado de la salud, que dicho sea de paso, es el que ha terminado por atender
a la mayoría de la población que no cuenta con seguridad social. Incluye pues a
quienes laboran en consultorios de farmacias y cobran –cuando lo hacen- sumas
meramente simbólicas por una labor que salva vidas. Quien esto escribe puede
dar fe de eso.
Lo peor es que todos esos merolicos que salen
a vomitar sus complejos difícilmente se atenderían en una institución pública
de salud, en las que hay que hacer largas filas esperando turno muy
probablemente en la calle, ante las restricciones para aglomerarse, y se sufre
de desabasto de medicamentos y de insumos. Es más seguro encontrárselos en el
Ángeles o en Médica Sur.
Hipócritas doble discurso.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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