LA MESIÁNICA HIPOCRESÍA QUE ARRASA VERACRUZ
Fotografía: lopezobrador.org |
El pasado 1 de diciembre, mientras el
presidente Andrés Manuel López Obrador “celebraba” sus dos años en el poder con
un mensaje plagado de triunfalismo forzado, medias verdades y mentiras
completas, el Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas) bloqueó el
ingreso de gas natural a la planta Etileno XXI, propiedad de la empresa
Braskem-Idesa, filial de la brasileña Odebrecht, la compañía cuyos actos de
corrupción de las últimas dos décadas han significado un terremoto para la
política en varios países de América Latina.
Más allá de los escándalos de Odebrecht –que
en México tienen su punto crítico en los sobornos a Emilio Lozoya que
presuntamente fueron a parar a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto-,
la planta de Etileno XXI se convirtió en prácticamente la última tabla de
salvación para la economía de la región del sur de Veracruz.
Además de la multimillonaria inversión que se
efectuó en la construcción de ese complejo industrial ubicado en el municipio
de Nanchital, en la actualidad representa la fuente laboral de unas tres mil
personas, que en este momento están en serio riesgo de quedarse en la calle
ante la decisión unilateral del gobierno lopezobradorista de cortar el
suministro de gas, obligando al paro de la planta, además, en condiciones de
inseguridad.
En un comunicado, Braskem-Idesa señaló que si
bien desde el 30 de noviembre el Cenagas les informó oficialmente que no se
renovaría el contrato para transporte y suministro de gas natural con el que
opera ese complejo –lo cual ya había adelantado el propio López Obrador que
sucedería-, el organismo ignoró la solicitud de la empresa de mantener 48 horas
más de suministro reducido para llevar a cabo un paro de operaciones de forma
segura, no solo para la infraestructura de la planta, sino para los
trabajadores, los habitantes de la zona y el medio ambiente, pues el paro
repentino al que se vio obligado Etileno XXI pudo provocar un accidente.
La razón aducida por el gobierno federal para
terminar la relación con la empresa es que el contrato con Braskem-Idesa es
“leonino” y –para variar- basado en la “corrupción”. Pero lo cierto es que
desde que asumió el poder el régimen de la mal llamada “cuarta transformación”,
comenzaron los incumplimientos por parte de Petróleos Mexicanos para surtir el
gas en los volúmenes acordados, lo que derivó en la aplicación de multas que,
también de manera unilateral y arbitraria, el gobierno decidió dejar de pagar.
En su comparecencia ante diputados federales
de octubre pasado, el director general de Pemex, el agrónomo tabasqueño Octavio
Romero, tuvo el cinismo de declarar, al ser cuestionado sobre las
penalizaciones por el incumplimiento de los términos del contrato con
Braskem-Idesa, que si bien ésta “contractualmente tiene derecho, moralmente no
tiene ninguno. Legalmente a lo mejor les asiste la ley (sic), pero no
les asiste la razón, ni la ética ni la moral”.
Con base en ese discurso moralino y pseudorreligioso
es que la administración lopezobradorista decidió cortar de tajo su relación
con la empresa. Aunque eso está lejos de terminar ahí. Como resulta obvio,
Braskem-Idesa informó a sus clientes, proveedores y a la comunidad financiera
nacional e internacional que “en cumplimiento de sus responsabilidades
fiduciarias y corporativas, debe tomar las acciones que existan en el marco de
la ley para la defensa de su derecho y su patrimonio”. Solo viendo los
argumentos de una y otra parte, no es difícil prever cuál será el resultado de
una querella y quiénes terminaremos pagando –vía nuestros impuestos- los
arranques del presidente y sus compinches.
E independientemente de todo lo que hay
alrededor de Odebrecht –caso por el que, hay que destacarlo, nadie está en la
cárcel en México en este momento. El principal imputado, Emilio Lozoya, goza de
la “gracia” de la “4t” por ser un soplón-, la operación de Etileno XXI, como
señalamos al principio, es vital para toda la región, pues además de los
empleos que genera, incide directamente en el funcionamiento de sus proveedores,
así como de un gran número de empresas prestadoras de servicios y turísticas
del sur de Veracruz.
Es tan serio lo que sucede que la Cámara de
Comercio de Coatzacoalcos pidió a las partes involucradas buscar soluciones
inmediatas, pues junto con la derrama económica que sostiene a la zona, está en
peligro la producción de etano y, por añadidura, el proyecto del corredor
interoceánico del Istmo de Tehuantepec, uno de los más importantes del sexenio.
Pero conociendo la tozudez y necedad crónica
del presidente –junto con su talante autoritario-, no dará marcha atrás. Así
termine de destrozar la economía de toda una región. Sus caprichos y prejuicios
van siempre por delante de cualquier otra cosa.
Lo más irónico es que justifiquen la
arbitrariedad a partir de la “moralidad” y la “ética”, cuando el quebrado Pemex
le otorgó contratos por más de 365 millones de pesos a “Litoral Laboratorios”,
empresa de Felipa Obrador Olán, prima hermana del presidente Andrés Manuel
López Obrador, según investigación del portal Latinus.
La mesiánica hipocresía que arrasa con todo a
su paso. Orgullo de su nepotismo, diría otro López.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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