MALA SALUD
Fotografía: Lourdes López |
Junto con la inseguridad y la violencia, el
de la salud es uno de los problemas que peor han manejado los gobiernos de la
autodenominada “cuarta transformación”, a nivel federal y estatal.
Hacia el mes de mayo del año pasado, el
sector salud a nivel nacional acusaba un fuerte desabasto de medicamentos que
puso en riesgo la vida de millones de derechohabientes de los diferentes
servicios proporcionados por el Estado mexicano, de lo cual se responsabilizó a
las medidas de “austeridad” tomadas por el Gobierno de la “4T”, aunque éste se
desmarcó y le echó la culpa a la “corrupción del pasado”.
Los principales afectados, según una base de
datos alimentada por reportes de usuarios de los servicios de salud pública y
organizaciones civiles, fueron los pacientes con problemas de diabetes, cáncer,
VIH, hipertensión y fallas renales. Y entre mayo y septiembre de 2019 se habían
presentado aproximadamente dos mil 300 denuncias sobre el particular a nivel
nacional.
Los mayores casos de desabasto se registraron
en la Ciudad de México y en los estados de México y Veracruz, siendo éste
último un ejemplo paradigmático de mala administración, chambonería y, por sus
implicaciones en la salud de los ciudadanos, corrupción criminal. Por
incompetencia al menos.
Durante todo 2019 se registraron protestas de
pacientes y sus familiares por un nivel de desabasto de medicinas que llegó a
ser de 50 por ciento en los centros de salud públicos de Veracruz, algo sin
precedentes en la historia moderna de la entidad. Ni en el corruptísimo
gobierno de Javier Duarte de Ochoa llegó a verse algo semejante.
Otro ejemplo del pésimo manejo del sector
salud estatal fue la brutal crisis del dengue que azotó la entidad, la cual
cerró 2019 con un total de diez mil 902 casos confirmados –y más de 50 mil
probables-, así como con 37 defunciones, de acuerdo con las cifras aportadas en
el Panorama Epidemiológico del Dengue de la Dirección General de Epidemiología
de la Secretaría de Salud federal.
Veracruz terminó 2019 en el lugar número dos
de casos confirmados –aunque lideró la lista todo el año-, solo superado por el
estado de Jalisco, donde la epidemia se disparó hacia fin de año.
Huelga decir que el titular de los Servicios
de Salud en Veracruz, Roberto Ramos Alor, se mantiene en el cargo, más que por
la “limpia” que folclóricamente se practicó en las instalaciones del Congreso
del Estado antes de su comparecencia ante diputados locales, por ser alfil de
la secretaria de Energía y aspirante a gobernadora Rocío Nahle García, una de
las peores funcionarias del círculo lopezobradorista.
El panorama para la salud en 2020 no es
mejor. Mientras el Instituto de Salud para el Bienestar –que sustituyó al
Seguro Popular- inició dando tumbos, sin capacidad médica de atención, en
estados como Veracruz –para no perder la costumbre- hay de nuevo protestas por
falta de medicamentos para niños con cáncer, como las realizadas este martes
por familiares de pacientes del Centro Estatal de Cancerología (CECAN) “Miguel
Dorantes Meza” y del Hospital de Alta Especialidad de Veracruz (HAEV).
El gobierno estatal se comprometió a
“adquirir fármacos importados” brindar la atención. Lo cual debería haber hecho
sin necesidad de esperar a que las personas salieran a protestar y a exhibir su
falta de capacidad.
Pero como ésa –la capacidad, la competencia
para ocupar un cargo público- no es una virtud apreciada por la “4T”, por lo
visto Veracruz –y todo México- seguirán padeciendo de mala salud. A ver cuántas
vidas cuesta este año.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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