NARCOPOLÍTICA
Fotografía: AFP |
Resulta
muy interesante el “timing” de la detención del ex secretario de Seguridad
Pública del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna.
Se
da pocos días después de una opaca negociación entre los gobiernos de México y
Estados Unidos, tras de la cual el presidente norteamericano Donald Trump
anunció que por ahora no declararía como “terroristas” a los cárteles del
narcotráfico mexicano.
A
su vez, a los minutos de haber cesado la amenaza intervencionista de Trump, se
dio a conocer que el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, quien desde su
renuncia gozaba de asilo político y realizaba activismo desde México,
abandonaba nuestro país con destino a Cuba. ¿Coincidencias? En política, rara
vez ocurren.
Por
eso llama la atención que en este preciso momento el gobierno estadounidense
haya decidido proceder contra García Luna, y además que lo haga hasta ahora,
cuando sobre el ex funcionario de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe
Calderón pesaban acusaciones por presunta colusión con el crimen organizado
desde hace por lo menos unos siete u ocho años, a pesar de lo cual vivía muy
quitado de la pena y a todo lujo en los mismos Estados Unidos, donde este
martes fue detenido
García
Luna es investigado por presuntamente recibir millonarios sobornos de parte de
Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, jefe del cártel de Sinaloa, preso y condenado
a cadena perpetua en una prisión norteamericana.
Las
acusaciones contra García Luna fueron hechas por Jesús Zambada, alias “El Rey”,
hermano del número dos –aunque hay quien asegura que en realidad siempre ha
sido el uno- del cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, quien durante el
juicio de “El Chapo” Guzmán afirmó que el ex funcionario federal recibió los
pagos del cártel de Sinaloa entre 2001 y 2012 para permitir la operación del citado
grupo delincuencial.
No
podía ser de otra manera. La única forma de que las bandas delictivas hagan y
deshagan a voluntad y con total desparpajo es a través de la protección oficial
de los distintos niveles de gobierno. En los albores de la aparición del narco
como delincuencia organizada, a través de acuerdos con las autoridades
policiacas e incluso políticas. Y una vez que su poder económico y de fuego se
volvió tremebundo, desafiando a las mismas instituciones que de manera criminal
los dejaron crecer hasta ese punto.
La
llamada “guerra contra el narcotráfico” lanzada por Felipe Calderón para
legitimarse en el poder tras las cuestionadas elecciones presidenciales de
2006, representó un punto de inflexión que ocasionó un océano de sangre en todo
México y por el cual será juzgado históricamente, por lo menos. Habrá que ver
si la investigación contra García Luna en Estados Unidos lo alcanza.
Lo
que queda de manifiesto es que la estrategia para combatir a la delincuencia
organizada emprendida por los sucesivos gobiernos ha sido una farsa, en la que
más bien se ha impulsado a una o a otra banda criminal con la que el poder
político ha negociado a través de diferentes personeros. Y no parece que nada
de eso haya cambiado con la llegada al poder de la autodenominada “cuarta
transformación”.
El
tráfico de droga en México y hacia Estados Unidos no ha disminuido un ápice en
un año de “4T”, ni tampoco la violencia de los grupos delincuenciales, ya sea entre
ellos mismos y contra las fuerzas de seguridad y la población civil. Pero como
resulta que “también son pueblo”, ahora no hay indicios de que se les combata.
“Abrazos, no balazos”, dice la consigna oficiosa.
Y
no hay que perder de vista que un oscuro funcionario, residuo del peor
autoritarismo priista y que ha sido vinculado desde hace más de 30 años con dos
crímenes que marcaron un parteaguas en la historia de México, los asesinatos
del periodista Manuel Buendía y el ex agente de la DEA Enrique Camarena, ocupa
un cargo de primer nivel en el gobierno y en la confianza de quien hoy encabeza
el destino de México.
Asueto
Para
cumplir con múltiples compromisos profesionales y personales de fin de año, así
como para que su autor retome energías, la Rúbrica dejará de publicarse por lo
que resta de 2019, regresando el martes 7 de enero de 2020.
A
sus lectores y editores, muchas gracias y felices fiestas.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
Comentarios
Publicar un comentario