EL MAYOR DAÑO POSIBLE
Fotografía: Cuartoscuro |
Javier
Duarte de Ochoa decidió jugarse su resto y buscar mantenerse al frente del
gobierno de Veracruz hasta el último día de su mandato, el 30 de noviembre
próximo.
Repudiado
por todos lados, el todavía gobernador tomó la determinación de retar incluso al
poder central, y continuar generando zozobra en una entidad que de facto, ya no
gobierna, pues ha perdido toda autoridad. Al grado de que ya ni siquiera hay
actos públicos a los que asista, pues se la pasa encerrado en Casa Veracruz, en
chanclas, shorts y playera, según asegura el ex candidato priista a la gubernatura,
Héctor Yunes Landa.
En
medio de su carrera al abismo, Javier Duarte decidió seguir adelante con
algunas de las enmiendas legales que envió a la LXIII Legislatura del Estado
para bombardear a la siguiente administración. Valga decir, las que no son
materia de las acciones de inconstitucionalidad anunciadas por la Presidencia
de la República el lunes pasado.
Así,
aun cuando en la sesión del martes 12 fue retirada la iniciativa para otorgar
bases laborales a miles de trabajadores de confianza de la administración
pública estatal, al día siguiente fue dado a conocer que la reforma sí se
someterá a la votación del Pleno este jueves 14 de julio, lo que implicará para
el próximo gobierno una erogación de mil 500 millones de pesos en salarios.
De
igual manera, sigue en pie la propuesta de pagar los adeudos del gobierno
duartista con proveedores y contratistas con los recursos que se recauden del
impuesto de tres por ciento a la nómina, a pesar de la férrea y unánime
oposición de todo el sector empresarial del estado, que amenazó con no pagar
ese gravamen si se modifica el destino y aplicación de ese dinero, que es el de
la construcción de obra pública e infraestructura.
Para
lograr estos desesperados objetivos, el gobernador está dispuesto a todo. Ante
la andanada de críticas por sus desatinos, mandó publicar sendos desplegados en
la prensa nacional en los que alcaldes de su partido -no todos- “cerraron
filas” en torno suyo, “agradeciendo” las “obras” que les ha llevado, así como
la “paz social” de sus municipios. Disparate que sólo se entiende bajo la
sombra de la coacción, que es aplicable a los munícipes vía las auditorías del
Órgano de Fiscalización Superior del Estado, que es para lo único que sirve.
Y
para sacar adelante sus iniciativas de ley, Javier Duarte ha hecho lo propio
con los diputados locales, varios de los cuales “se le salieron del huacal”
últimamente. Para someterlos, según la versión de fuentes directas, en una
reunión en Casa Veracruz se les hizo la “sugerencia” de “reconsiderar” sus
decisiones legislativas y de esa forma hacer “lo necesario” para darle
“seguridad” a sus familias. A esos extremos se ha llegado.
Duarte
de Ochoa se sabe perdido. No pudo imponer a quienes, al menos en teoría, le
garantizarían impunidad desde posiciones transexenales frenando las acciones
judiciales que la siguiente administración emprenderá en su contra. Además, el
Gobierno Federal lo ha dejado solo y también cocina acciones legales contra
integrantes de su fallido gobierno.
Así
que lo único que le queda, ahogado en la descomunal soberbia que lo caracterizó
durante su corta pero tremendamente nociva carrera en el servicio público, es
hacer el mayor daño posible en el tiempo que le reste en el poder.
Y
le quedan 140 días más.
Email:
aureliocontreras@gmail.com
Twitter:
@yeyocontreras
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