FUE UN CRIMEN DE ESTADO
Las consecuencias de las pésimas decisiones tomadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador en materias como la política migratoria, así como la incompetencia –sello de la “4t”- e indolencia de su funcionariado, finalmente han provocado una tragedia mayúscula que es atribuible única y exclusivamente a ellos. La muerte de 38 migrantes, calcinados en una estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, es responsabilidad directa del gobierno de López Obrador por varias razones. La primera de ellas, la sumisión del régimen lopezobradorista ante una imposición del gobierno de Estados Unidos, en ese momento encabezado por Donald Trump, para convertir a México en el “muro” prometido por el empresario estafador metido a político. Hay que recordar que a principios del sexenio, la política de “puertas abiertas” a los “hermanos migrantes” del lopezobradorismo cambió subrepticiamente a una de persecución y confinamiento. Y peor aún, México terminó convertido en los hechos en refugio