NI LAS MUJERES NI LOS CIUDADANOS DE A PIE
Fotografías: EFE |
Más allá de las simpatías y antipatías que
haya generado la fallida candidatura presidencial independiente de Margarita
Zavala Gómez del Campo, hay varias cosas qué lamentar en torno de su renuncia a
su aspiración a media campaña.
Quizás la más evidente de todas es la
inviabilidad de las candidaturas independientes en nuestro país, que salvo las
escasísimas excepciones conocidas, han sido aniquiladas por la partidocracia,
que desde su origen las condenó a ser vulgares extensiones de sus propios
intereses.
La candidatura de Margarita Zavala, así como
la de Jaime Rodríguez Calderón, el dizque “Bronco”, de independientes sólo
tuvieron el membrete, pues ambos provienen de partidos en los que se les negó
la posibilidad de contender a los cargos que ambicionaban, y que además
hicieron trampa para cumplir con los inalcanzables requisitos de ley que se
exigen para obtener la nominación sin el apoyo de colores partidistas.
Aun cuando Rodríguez Calderón continúe hasta
el final de la contienda –finalmente, para eso le abrieron artificiosamente un
lugar en la boleta electoral-, el fracaso de la experiencia “independiente” en
este proceso tendría que obligar a replantear este tipo de candidaturas, porque
de la manera como están establecidas en la normatividad vigente, únicamente
representan una onerosísima e inservible simulación y no una vía para la verdadera
participación democrática ciudadana.
Pero si la evidencia del fiasco independiente
es lamentable, todavía peor resulta constatar que la pretendida equidad de
condiciones para que las mujeres accedan a los cargos en los que se toman las
decisiones trascendentales para el país, es una ficción.
Con la renuncia de Margarita Zavala –quien nunca
pudo deshacerse de la sombra ni del lastre de su esposo, el ex presidente
Felipe Calderón- la elección presidencial quedó formalmente y de nueva cuenta,
como un asunto reservado para hombres.
A pesar de que las mujeres mexicanas
representan más del 50 por ciento del padrón electoral en nuestro país, ya no
hay ninguna en la contienda en la que habrá de elegirse a quien lo dirigirá los
próximos seis años. Los espacios para ellas dentro de la política siguen
limitándose, las más de las veces, a candidaturas en las que están destinadas
al fracaso, o a cargos que les son concedidos por decisión de hombres. De
nuevo, con las excepciones que al final del día confirman la regla.
Si la partidocracia frenó con sus
irracionales escollos jurídicos la candidatura independiente de María de Jesús
Patricio –quizás la más digna de todas las que se presentaron en este proceso
electoral-, el machismo y la misoginia que hicieron inviable su aspiración echaron
de la contienda a Margarita Zavala. Cada una, en los extremos de la pluralidad
ideológica que caracteriza a la población de la República Mexicana, y que
tampoco está representada por quienes siguen en pos de la Presidencia, pues
todos, sin excepción, son conservadores, derechistas. Confesos o de clóset. Las
ideas de la izquierda democrática no tendrán lugar en Palacio Nacional el
próximo sexenio, gane quien gane los comicios.
Tampoco las mujeres ni los ciudadanos de a
pie.
Email: aureliocontreras@gmail.com
Twitter: @yeyocontreras
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